sábado, 10 de enero de 2009

31) Larraona. Ingeniería Civil. Molino harinero de agua.


Larraona. Molino de agua. Fachada este.
(Foto de Jesús Díaz).

LARRAONA, MOLINO HARINERO DE AGUA JUNTO AL RIO UYARRA (1) :

En la margen izquierda del río Uyarra se conserva, ya fuera de uso, un molino de agua cuya estructura es similar a la de los restantes molinos todavía existentes en Améscoa, con mayor o menor grado de deterioro y abandono, ubicados en Zudaire, San Martín, Eulate y Aranarache. Estos molinos fueron un elemento esencial en la red económica agropecuaria de las Améscoas hasta mediados del siglo XX.

Como señala Luciano Lapuente
[1], en cuyos estudios me he basado para este apartado, frente al tópico del recalcitrante individualismo de los labradores amescoanos, el molino muestra un espíritu solidario y asociativo de las gentes de antaño, espíritu que también se aprecia en los trabajos del “espigueo” (aprovechamiento del ganado de los restos de los sembrados tras la cosecha) , las veredas o “auzolán” que organizaban los concejos para trabajos comunales, las cofradías y sus actividades de caridad ( la de la Blanca en Larraona y la de san Cristóbal en Améscoa Baja) y en ciertos trabajos que se realizaban habitualmente de forma comunitaria como el “tranquiar” el lino para fabricar tejidos, y el deshojo del maíz.

En cuanto a la titularidad de estos molinos el de San Martín perteneció desde su fundación en 1869 a quince socios que adoptaban las decisiones por mayoría. El molino de Eulate perteneció a un conjunto de “porcionistas” que en el siglo XVII eran 25 y posteriormente a principios del siglo XVIII eran 17 y se denominaban “aldunes” pertenecientes al estamento social de hijosdalgos. El molino de Zudaire de larga trayectoria histórica perteneció en el siglo XIII a la Corona Navarra, a fines del siglo XIV al linaje de los Baquedano, en 1396 el rey Carlos II dona los molinos a los labradores , en el siglo XVI se construyó un nuevo molino para uso exclusivo de los hijosdalgos hasta 1734, fecha en que por acuerdo desaparecen las dos clases sociales de labradores e hijosdalgos por la supresión del pago de pechas de los primeros y pasan los molinos a propiedad municipal , tras la desamortización de 1855 los adquieren 17 labradores del valle en 1868, adquiriendo finalmente titularidad privada en 1884. Los molinos de Aranarache y Larraona eran de titularidad concejil siendo propiedad de la comunidad de vecinos y administrados por el concejo.

El molino de Larraona tomaba las aguas necesarias para su funcionamiento desde una presa del río Uyarra que a través de una compuerta lateral lígnea, denominada paradera, derivaba el agua por un canal o caz hasta el embalse o pozo situado junto al mismo molino.


Larraona. Molino de agua.
Presa del río Uyarra desde donde se tomaba
el agua para el molino.
(Foto de Jesús Díaz).


Bajando desde Larraona por el camino del molino nos topamos con el río Uyarra en el término de Zaitegui, continuando por el Barranco Hondo llegamos, sin abandonar el camino y antes de alcanzar el puente de Artasubiela, al paraje conocido como La Paradera precisamente por hallarse en él la presa con la compuerta (paradera) y el canal de desvío de agua hacia el molino harinero. En la imagen superior la presa propiamente dicha corresponde a la parte derecha de la imagen, vemos su límite frontal formado por una sólida y recia hilera de grandes sillares dispuestos en forma de cuña, por encima de los cuales se desliza y cae el agua, en borbotones espumosos, al pozo de tonalidad azul y verde desde el que la corriente continúa su incansable fluir hasta encontrarse con el río Urederra en las proximidades de Baríndano, en Améscoa Baja.


Larraona. Molino de Agua. Presa del río Uyarra.
Compuerta lateral, o paradera, desde la que salía el agua, a través de
un canal o caz desde la presa del río hasta el pozo junto
al molino para su aprovechamiento como fuerza motriz del mismo.
(Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Presa del río Uyarra. Detalle de la compuerta o paradera.

(Foto de Jesús Díaz).
.
Se aprecia en la imagen las ranuras verticales laterales donde encastra la compuerta de madera que bajada obstruye el paso del agua desde la presa al canal o caz que va al molino harinero, y que subida permitía el paso del agua cuya fuerza motriz movía las muelas de piedra y molía el grano convirtiéndolo en harina.

Larraona. Presa del río Uyarra. Detalle de la compuerta o paradera. (Foto de Jesús Díaz).

Vemos desde el exterior el muro de contención de la presa hecho con piedra y el boquete rectangular cerrado con la compuerta de madera que levantada permitía el paso del agua desde la presa al canal o caz y en último término al molino. Una gran losa de piedra cruza a modo de puente el caz y permite trabajar con más comodidad y holgura en el entorno de la paradera.


Larraona. Molino de agua. Vista de la presa a contracorriente. (Foto de Jesús Díaz).

La imagen del agua de la presa en su caída vertiginosa y espumosa al cauce para continuar su fluir es espectacular. Lógicamente estas vistas solo son posibles en época otoñal-invernal, en periodo de lluvias. En verano lamentablemente el cauce queda prácticamente seco salvo algunos pozos concretos que mantienen el agua, como por ejemplo Bolborra, Puente de la Máquina, etc. Desafortunadamente quedaron lejos aquellos tiempos en que se pescaban truchas y cangrejos.



Larraona. Molino de agua.
Pozo o embalse junto al molino desde el que salía el agua
a presión hacia los saetines para mover los rodetes.
Apenas es visible entre la maleza la pared sur.
(Foto de Jesús Díaz).

La estructura del dispositivo de molienda en el interior del edificio se establecía en dos pisos y por duplicado, uno para la harina de trigo y otro para el pienso para el ganado. Puesto que son idénticos describiremos uno de ellos.

En el piso superior, a nivel de calle, dos muelas circulares pétreas superpuestas horizontalmente, la inferior fija denominada “solera” y la superior móvil, denominada “corredera”, componían la parte esencial del mecanismo de molienda. La muela corredera , que tenía en su parte superior un orificio a través del que se echaba el grano desde la tolva o tramoya, giraba sobre la muela solera triturando el grano y convirtiéndolo en harina más o menos fina según el grado de aproximación de ambas piedras, aproximación que se regulaba mediante un dispositivo llamado “templadora”. La muela solera estaba trabajada en su superficie con estrías o surcos radiales que derivaban la harina hacia el arca de recogida. Un mecanismo denominado “pescante” colocado sobre las piedras de molienda permitía, mediante un arco metálico conectado a un tornillo con tuerca, el montaje y desmontaje de las muelas.


Larraona. Molino de Agua.
Dos juegos de muelas de molienda en el piso superior.
(Foto de Jesús Díaz).

En el piso inferior o sótano estaba situada, sobre un madero llamado “durmiente”, una rueda hidráulica en posición horizontal, denominada “rodete”. Solía ser de madera de haya con cercos exteriores metálicos, aunque posteriormente también se utilizaron de hierro. Se componía de dos contornos concéntricos formando una corona circular que aprisionaba varias paletas curvas e inclinadas. Estas paletas recibían el impulso del chorro de agua a presión que salía del “saetín”, una especie de embudo de piedra que comunicaba el pozo de agua con el rodete a través de dos orificios cuyo cierre o apertura se controlaba desde las ruedas de molienda mediante una palanca. En el centro del rodete se practicaba un orificio cuadrangular enchapado donde se encastraba un poste vertical que sostenía mediante su parte superior metálica, llamada “navija”, la muela corredera. Al girar el rodete el poste en él encajado transmitía el movimiento de giro a la muela corredera produciéndose la molienda. El poste terminaba en su extremo inferior en punta metálica que se hundía en el hoyo reforzado de chapa practicado a modo de quicio sobre el “durmiente”, madero horizontal que sostenía todo el mecanismo de molienda y que se regulaba mediante la templadora.



Larraona. Molino de Agua.
Rodetes en primer término y saetín al fondo en el piso inferior.
(Foto de Jesús Díaz).

Como hemos comentado al inicio el molino de Larraona, al igual que el resto de molinos amescoanos, disponía en paralelo (aún puede observarse “in situ”) de doble maquinaria, esto es, dos rodetes y dos juegos de muelas, uno para realizar la molienda del trigo para consumo humano y el otro para obtener el pienso para el ganado, y el saetín o embudo pétreo del sótano tenía dos orificios de salida del agua a presión, uno para cada rodete.

El molinero de Larraona se ajustaba por un importe anual. Los trabajos de limpieza y mantenimiento de presas, canal, etc. eran asumidos por el Concejo y se realizaban mediante “veredas”, trabajos de carácter gratuito que los vecinos prestaban como servicio comunitario. El concejo fijaba la cantidad a cobrar a los vecinos por cada robo de trigo para consumo humano y para pienso para los animales. Para las personas que no eran vecinos no había tasa, se descontaba, como en otros molinos, un almud por cada robo en concepto de “maquila” o “cueza”.

Desde el punto de vista artístico-arquitectónico el molino es un edificio rústico de planta rectangular de dos pisos, construido en mampostería a la vista unida con argamasa y cadenas de sillares, labrados de forma un tanto tosca, en las esquinas y en los vanos, y cubierto a dos aguas con teja árabe. De los dos pisos el superior se halla a nivel de calle, ocupa toda el área del edificio y alberga los dos juegos de muelas de piedra colocados sobre un basamento rectangular de hormigón al que se accede mediante una breve escalinata. La pared sur interior adopta forma de exedra. El piso inferior, a modo de breve sótano, es de forma rectangular, tiene escasa altura y superficie reducida pues no ocupa toda la extensión de la planta. Cobija los dos juegos de rodetes con sus postes verticales correspondientes y el saetín por el que fluye a presión el agua del pozo o pequeña presa anexa al molino; su construcción ha aprovechado el desnivel del terreno. La fachada principal muestra tres vanos, la puerta principal de entrada, de forma rectangular con dintel de madera, el vano de entrada al piso inferior en forma de arco de medio punto dovelado ligeramente peraltado que apoya directamente en el suelo y que sirve de salida al agua del pozo una vez ha movido los rodetes, y una ventana aspillera rectangular en la parte central de la fachada como iluminación y ventilación. El resto de muros carecen de vanos. El pozo-presa anexo al molino por la parte opuesta a la fachada principal aprovecha una hondonada orográfica y está protegido mediante muros de mampostería.


Larraona. Molino de Agua.
Fachada Norte.
(Foto de Jesús Díaz).



[1] El contenido técnico de esta entrada del blog tiene como base los estudios de Luciano Lapuente Martínez.

LAPUENTE MARTINEZ, Luciano, “Estudio etnográfico de Améscoa (VI)”, Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra, Número 29, 1978, pp. 224-236.


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