sábado, 31 de enero de 2009

40) LARRAONA.VALLE DE AMESCOA.

Últimas actualizaciones:
* Blog de Améscoa"Aranarache. Arte religioso", entrada Nr. 4, Diciembre 2011. "Maite Osés, pintora de Baquedano", entrada Nr. 36, Mayo 2011. Próxima entrada "Eulate. Arte religioso".
* Blog de Larraona: "Larraona, el castillo de Artajo", actualización de abril 2011.  "Satur Andueza, tallador de madera", Septiembre 2010, entrada Nr. 37.
* Blog de Viajes: "Francia. Laon. Catedral de Notre Dame", entrada Nr. l9, Octubre 2011.


Larraona. Vista desde el norte.
(Foto de Jesús Díaz).
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Mapa de Comunidades Autónomas de España.
Localización del Valle de Améscoa en la Comunidad foral de Navarra mediante un óvalo y flecha.
(Mapa didáctico de Grupo Erik, S.L.).
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Mapa de Navarra.
Localización del Valle de Améscoa mediante un óvalo
(Foto de Jesús Díaz tomada de los paneles informativos amescoanos).
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Mapa de Navarra.
Localización del Valle de Améscoa y sus once poblaciones mediante un óvalo y una flecha. Tres poblaciones corresponden a Améscoa Alta (Larraona, Aranarache y Eulate), y ocho corresponden a Améscoa Baja (Ecala, San Martín, Zudaire, Baquedano, Gollano, Urra, Artaza y Baríndano).
El acceso al valle por carretera se realiza desde Estella y desde Olazagutía-Alsasua por la NA-718 y desde Salvatierra-Agurain por la A-2128.
(Mapa de Turismo del Gobierno de Navarra).
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Larraona. Vista desde el este con el monte Morube al fondo.
(Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Vista otoñal hacia Morube
(Foto de Jesús Díaz).

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Larraona. Vista invernal hacia Morube.
(Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Casa rural Sorginetxe.
Bellísima casa tradicional amescoana.
(Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Casa rural Sorginetxe.
Detalle del escudo de Diego Pérez de Eulate del siglo XVII.
(Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Sierra de Limitaciones.
(Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Levantamiento del Mayo 2008.
La fuerza y destreza de los jóvenes amescoanos
logra alzar el mayo.
(Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Levantamiento del Mayo 2008
Detalle de la punta del mayo con los
elementos simbólicos, vela, gallos, espadas,
rama de olivo.
(Foto de Jesús Díaz).

PRIMERA NEVADA DE DICIEMBRE DEL 2009.

Larraona. Vista hacia Lóquiz desde Mocare.
(Foto de Jesús Díaz).

Tres colores esenciales componen estos purísimos paisajes invernales de Larraona, el blanco inmaculado de la nieve, el diáfano azul del cielo y los pardos de los montes y de la vegetación que permanece dormida y en hibernación, asustada por el rigor invernal, hasta que estalle gozosa la eclosión primaveral.
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Larraona. Vista hacia Lóquiz.
(Foto de Jesús Díaz).

El sol ilumina los campos y montes de Larraona, realza la blancura virginal de la nieve que se ha posado con suavidad y dulzura sobre la piel de la naturaleza y aporta calidez a los miembros ateridos del paisaje silencioso.
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Larraona. Calle de la población.
(Foto de Jesús Díaz).
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No solo los montes sino también las calles y plazuelas de Larraona exhiben la purísima alfombra blanca de suave y mullida textura que se despliega por todos los rincones de la población. Si desde el punto de vista estético es una muestra de la belleza con la que los dioses nos agasajan a los humanos, desde el punto de vista funcional supone evidentes restricciones e inconvenientes al quehacer cotidiano habitual.
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Larraona. Casa de la población, Aldaya y sierra de Limitaciones.
(Foto de Jesús Díaz).

Los tejados rojizos de superficie curvilínea se transforman de forma transitoria y pasajera en suaves paneles blancos de faz homogénea que reverberan los rayos solares.
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Larraona. Casas de la población, Aldaya y sierra de Limitaciones.
(Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Casa de la población, Aldaya y sierra de Limitaciones.
(Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Rincón nevado de Larraona.
(Foto de Jesús Díaz).
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La capa de nieve se derretirá paulatinamente empapando y fecundando la tierra ansiosa de humedad, tierra que absorberá el líquido elemento transformándolo en época primaveral en exuberante flora y vegetación.
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Larraona. Ramas de nogal acariciadas por la nieve.
(Foto de Jesús Díaz).

Cual brazos y miembros sarmentosos, huérfanos de la espesa fronda vegetal que los envuelve en otras estaciones, las ramas de los nogales se extienden al azar, rígidas y entumecidas, garabateando el cielo azul con trazos de marcado y nítido perfil. La nieve, en su caída sigilosa, se posa en silencio, copo a copo, sobre las ramas confiriéndoles un aspecto bellamente fantasmal.

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