sábado, 31 de enero de 2009

37) Satur Andueza, tallador de madera.


Larraona. Tabla en relieve con personaje con pipa. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Arqueta de madera de cerezo de pequeño tamaño. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Arqueta de pequeño tamaño con decoración de un zorro en su tapa. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Blasón heráldico de Larraona. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Reloj de pared de perfil poligonal. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Arcón de madera. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Satur Andueza en su taller de trabajo. (Foto de Jesús Díaz).

SATUR ANDUEZA RUIZ DE LARRAMENDI. TALLADOR DE MADERA DE LARRAONA. UN VUELO POR SU OBRA.

1) INTRODUCCIÓN. ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS.
2) BREVE SEMBLANZA ARTÍSTICA DEL AUTOR.
3) TÉCNICAS ARTÍSTICAS, INSTRUMENTOS DE TRABAJO, SOPORTES, TEMAS, MOTIVOS Y DISEÑOS ARTÍSTICOS.
4) OBRA DE TALLA RELIVARIA. BREVE CATÁLOGO.
a) Puertas de madera.
b) Arcones de madera.
c) Arquetas medianas de madera.
d) Arquetas pequeñas de madera.
e) Blasones heráldicos.
f) Atriles.
g) Relojes de pared.
h) Colgadores de ropa.
i) "Argisaiolas".
j) Placas con figuración humana y animal.
k) Placas varias: placas de bienvenida, placas de reloj, placas nominativas identificativas.
l) Soportes conmemorativos de efemérides.
ll) Utensilios de cocina: cascanueces, cuchara-tenedor.
m) Otras piezas: soportes de calendario, pequeño armario-alacena de entrada, caja guarda llaves.
5) OBRA DE TALLA EXENTA.
6) OBRA DE TARACEA.
7) BOCETOS Y DIBUJOS.
8) TEXTO LITERAL DEL ARTÍCULO INÉDITO DE SATUR ANDUEZA TITULADO "DÍA DEL MAYO EN LARRAONA".
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(Nota: Agradecemos a Satur Andueza las facilidades que nos ha dado para elaborar este pequeño trabajo. Agradecemos igualmente a los diferentes propietarios de obra de Satur que han permitido amablemente la toma de fotografías de sus obras).
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1) INTRODUCCIÓN. ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS.

Satur Andueza Ruiz de Larramendi nació en Larraona (Navarra) el 14 de abril del año 1931, fecha relevante en la Historia de España por coincidir con la proclamación de la Segunda República y por la salida al exilio del rey Alfonso XIII.
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Es hijo de Elías Andueza, natural de Ganuza (Navarra), y de Flora Ruiz de Larramendi, natural de Larraona, ambos ya fallecidos. Su padre, Don Elías, de profesión maestro, fue represaliado por sus opiniones políticas, al inicio de la guerra civil española, siendo desterrado y destinado como maestro en 1936, de forma intempestiva, al pueblo navarro vascoparlante de Ciga, en el Valle del Baztán. Esta abrupta circunstancia supuso entre otras cosas, además del desarraigo familiar, el que ya desde niño, Satur, junto a sus hermanos Manoli,Tomás (fallecido en edad temprana), y María Jesús (nacida en Ciga), aprendiera, al menos en su forma hablada, el euskera, idioma ancestral de Larraona y del conjunto del valle amescoano, lamentablemente perdido en los siglos XVIII y XIX y hoy en proceso de recuperación gracias, especialmente, al interés mostrado por las nuevas generaciones y a las posibilidades facilitadas por las nuevas políticas educativas.
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Tras el regreso de la familia a Larraona en 1948, en plena época franquista de postguerra y represión, sus miembros se adaptaron a la nueva situación, no ejerciendo ya Don Elías su profesion de maestro. La familia se dedicó a actividades de carácter agro-pecuario regentando también durante años una tienda de "ultramarinos" a la que acudía la gente de la población para hacer sus compras cotidianas.
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El 2 de septiembre de 1964 Satur, con 33 años, se casó con María Carmen Riezu, originaria de Alloz (Navarra), y juntos sacaron adelante una familia numerosa de cuatro hijos, Iñaki, Víctor, Mª Carmen y Tomás.
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Satur ejerció durante su vida, de forma modélica y eficiente, la profesión de granjero, siendo su actividad escultórica, objeto de este trabajo, bastante tardía y consecuencia de su delicada salud. Levantó su casa y granjas anexas, junto a su familia, en el término paradisíaco de "Mendigaraia", en pleno contacto con la exuberante naturaleza de Larraona, al pie de la aldaya y de la sierra de Limitaciones, con espléndida visión, desde la pequeña atalaya de su vivienda, del propio núcleo urbano de Larraona y de la imponente cadeña montañosa de Lóquiz que limita el valle amescoano por el sur, irguiendo su majestuosa figura a los pies del río Uiarra.
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Fue alcalde de Larraona durante tres legislaturas lo cual es una muestra evidente de su interés y preocupación por la evolución de los temas públicos y comunitarios del pueblo, habiendo dejado como alcalde una destacable impronta en la faz de Larraona. A sus mandatos corresponden, junto a la acción tenaz de sus compañeros concejales (Jaime Fernández, José Mª Quintana, Crescencio García de Baquedano, Benito Ulibarri, Felipe Murguialday, Arantxa García de Baquedano, Flor Gaviria), la realización de obras diversas, y de fuerte calado en la población, como el consultorio médico, ubicado en las antiguas escuelas de la localidad construidas en 1959, hoy Centro Cívico, la adaptación de las bajeras de dicho edificio como local social de Larraona, con cocina y comedor para uso como restaurante y como espacio polivalente, la modernización de la red de recogida y flujo de aguas residuales, la colaboración en la traída conjunta de aguas a Larraona, Aranarache y Eulate, la báscula municipal para el peso del ganado, el arreglo de diferentes caminos del término municipal, la disposición de agua para los animales en los montes de Larraona, carentes de elemento tan imprescindible para el ganado (balsas adaptadas de "Urdaida" y "Labeaga"), la renovación, primerante interna y después externa, del edificio del actual ayuntamiento, y la recuperación del "levantamiento del Mayo" en 1997 (incluimos un artículo de Satur referente a este tema al final de este trabajo), por mencionar algunas de las intervenciones y obras más relevantes llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Larraona en los periodos de alcaldía de Satur, citadas sin orden estricto cronológico.
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Una sobrina suya, Flor Gaviria, quizás influida por el interés social de su tío, y con experiencia como concejal en su última legislatura, ha "tomado el testigo", con decisión, en el gobierno municipal de la población, ante el escaso entusiasmo que los cargos públicos parecen ejercer en los últimos años entre los habitantes de Larraona y de otras localidades, muestra paladina del individualismo y del escaso interés por lo comunitario que predomina en nuestra sociedad consumista y hedonista.
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2) BREVE SEMBLANZA ARTÍSTICA DEL AUTOR.
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Larraona. Satur Andueza en su taller. (Foto de Jesús Díaz).
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Algunos problemas de salud, pulmonares y bronquiales, fueron la causa determinante que obligaron a Satur a abandonar su profesión de granjero, pero por otro lado favorecieron su dedicación a la talla de madera, franqueados ya los sesenta años de su fecunda vida.
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Fue en los primeros años noventa del siglo XX cuando tras unos primeros titubeos en el mundo de la taxidermia, de la disecación de animales, actividad que comprobó no se adecuaba a sus dolencias respiratorias, optó por la escultura de la madera, especialmente en su vertiente manual relivaria, prescindiendo de trabajos mecánicos a torno que, por la generación de polvo, perjudicaban su salud.
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Iniciada su incursión en este campo artístico de forma autodidacta pronto se percató, señala el propio autor, que técnicamente "algo le fallaba, algo le faltaba", quizás el conocer la esencia y las propiedades de la madera, "el saber tallar de forma adecuada", apoyándose en la propia composición y estructura interna"veta-contraveta" del material que manipulaba, del soporte de la escultura lígnea.
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A raíz de estas dudas en la ejecución técnica de su obra, e impulsado por su afán de superación, es cuando decide acudir al taller del escultor y ebanista estellés Jesús Chasco, quien ya enseñaba la talla de madera a algunos interesados, entre ellos un japonés, al parecer profesor de Bellas Artes jubilado, con el que Satur coincidió en algún momento, según nos informa. Dos años, aproximadamente, duró la relación escultórica de aprendizaje de Satur con este profesional de la madera de Estella, entre los años 1993 y 1995, que le sirvieron para mejorar la realización técnica de sus obras, para adquirir confianza en sus propias posibilidades, y para conocer nuevos repertorios de diseños y motivos artísticos.
No parece, según las conversaciones mantenidas con Satur, que haya dejado discípulos en sentido estricto, aunque algún amescoano ha pasado de forma breve por su taller de Larraona.

3) TÉCNICAS ARTÍSTICAS, INSTRUMENTOS DE TRABAJO, SOPORTES, TEMAS, MOTIVOS Y DISEÑOS ARTÍSTICOS.

Larraona. Detalle del taller de trabajo de Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).
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La técnica escultórica básica utilizada principalmente por Satur es la talla en bajo-relieve y el grabado inciso de escasa profundidad, siendo la escultura exenta prácticamente inexistente. Excepcionalmente tuvo una incursión en el mundo artístico de la taracea, habiéndonos dejado una encantadora obra. Más que en el campo escultórico propiamente dicho, la obra de Satur quizás debiera considerarse e incorporarse en el campo artístico de las Artes Decorativas, la ebanistería y la artesanía.
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Los instrumentos de trabajo que el artista utiliza los vemos ordenados en la foto superior; lógicamente son los característicos y propios de la talla manual de madera. Es habitual en ese campo artístico el uso de a) instrumentos para el corte y la talla (punteros, cinceles rectos y dentados, gubias, taladros-trépanos, berbiquí, mazos y martillos, azuelas, cuchillos de talla , formones, serruchos, disponiendo incluso de alicates, tenazas y otras herramientas y elementos precisos), b) instrumentos para el alisado y fijación de texturas deseadas (limas, escofinas, lijas), c) instrumentos para la medición y marcaje sobre el soporte de madera (lápiz, compás, calibre, escuadra, reglas y plantillas, etc.), d) otros elementos necesarios (colas, barnices, betún de judea, pinturas, etc).
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Los materiales de soporte básicos de su obra son las maderas de roble, haya, nogal, castaño y cerezo, entre otras. Aunque las tres primeras mencionadas son abundantes en Améscoa, en general el autor ha recurrido a materiales, previamente preparados y obtenidos en carpinterías y ebanisterías de la zona, especialmente de la regentada por Javier Irurzun en Aranarache. Según nos confiesa Satur, en su caso particular, en el momento de la talla carece de importancia, determinante o decisiva en el resultado final, el trabajar una madera u otra, a pesar de sus diferentes características en dureza, grano de textura y composición lígnea, humedad, perdurabilidad en el tiempo; para él lo esencial en la talla es "conocer la madera" y "saber trabajarla" respetando y adecuando el trabajo del artista a la composición peculiar y específica de vetas y contravetas, anillos de crecimiento, nudos, etc. de cada una de las maderas.
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Los temas y motivos ornamentales que el autor emplea en su obra son básicamente geométricos y florales-vegetales, en disposiciones estrictamente simétricas, aunque esporádicamente incluye motivos figurados animalísticos de sabor rústico y gran belleza estética. Abunda en su obra la representación de rosetas de numerosos pétalos, estrellas, ruedas de sol de rayos radiales sinuosos, "lauburus", nombre en euskera de las cruces esvásticas de brazos curvilíneos, todos ellos motivos utilizados desde la Antigüedad en diferentes civilizaciones habiendo gozado tales motivos iconográficos de simbolismo y connotación divina-numénica, astral, y con frecuencia funeraria. Muchos de esos elementos los vemos en lápidas pétreas funerarias romanas y en estelas discoideas cristianas. Apreciamos también en su obra la talla de figuras de algunos animales como el zorro, la ardilla, el águila, el gato montés, el jabalí, testas de caballo y ciervo con gran cornamenta. Incorpora también en su trabajo efigies humanas , fumador en pipa con gorra, cabeza de tercio español del siglo XVI cubierto con casco de la época, cabezas en perfil de "baserritarras", habitantes autóctonos de los caseríos vascos, y rostros solares antropomorfos, entre otros. En sus trabajos de carácter heráldico incorpora motivos propios de ese campo, observando en los cuarteles de sus blasones, diferentes elementos, según lo exija el linaje del apellido correspondiente, como calderos, árboles, animales, etc. siendo coronados los escudos por elegantes y altivos yelmos con penachos, como timbre del blasón.
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En cuanto atañe a los diseños y bocetos artísticos de motivos ornamentales, según nos indica el propio autor, la mayoría han sido tomados de muestrarios y repertorios varios a los que el autor ha tenido acceso y han seducido su gusto estético, algunos con modificaciones y adaptaciones de Satur. Otros diseños son de elaboración propia, como hojas de vid y racimos de uva, tomados del propio jardín de su casa, o guirnaldas con hojas y bellotas de roble, árbol tan característico, junto al haya, del mundo amescoano; al final de este trabajo incluimos imagen de alguno de ellos.
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Varias de las obras llevan la firma del artista mediante incisión, generalmente en la parte posterior del trabajo escultórico realizado.
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Larraona. Firma acróstica del artista Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta imagen una de las firmas que Satur ha grabado en algunas de sus obras, firma realizada mediante incisión generalmente en la parte posterior de las planchas de madera. Es una elegante y dinámica composición integrada por una S serpenteante (Satur) superpuesta sobre una A altiva y orgullosa (Andueza), ambas mayúsculas, y una Z minúscula (Ruiz de Larramendi) que parte, con cierta independencia, de la base de la A, descolgándose de forma humilde pero decidida hacia tierra. Parece una simbiosis del mundo ideal de la perfección artística, y del mundo real y de la naturaleza, prosaico y cotidiano. Las elevadas y etéreas pretensiones del primero quedan atenuadas y ancladas por la modestia y el comedimiento del segundo. El perfil, la silueta del armonioso conjunto acróstico se caracteriza por su trazo sinuoso, predominando el movimiento curvilíneo, amable y afectuoso, sobre los trazos angulosos, ásperos y agresivos. Este juego de iniciales de identificación recuerda en cierta manera a la firma del genio renacentista Alberto Durero en sus grabados.
Otra de las firmas de Satur Andueza en sus obras. (Foto de Jesús Díaz). En diversas piezas, sin embargo, apreciamos una firma más sencilla que reza literalmente "Satur", según observamos en la foto superior. La S mayúscula inicial mantiene la elegancia y prestancia de la S de la firma acróstica y es seguida por el resto del nombre en letras minúsculas, la galanura y esbeltez de la mano de lo humilde y cotidiano.
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4) OBRA DE TALLA RELIVARIA. BREVE CATÁLOGO.
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Iniciamos en este apartado un sucinto análisis de la obra de talla relivaria de Satur, parcelándola y estructurándola según modelos y funciones para la que cada pieza relivaria ha sido creada. Una gran parte de las obras no son creaciones meramente estéticas, artísticas, sino que además tienen una determinada aplicación práctica, puertas, relojes de pared, arquetas, atriles, y otros, que añaden a su utilidad y función una sugerente y cautivadora belleza. Una actitud de Satur que recuerda a la actividad del movimiento artístico modernista y a la Bauhaus alemana, en ese interés combinado entre lo práctico y lo artístico, incluso en elementos modestos de uso cotidiano.

a) Puertas


Puerta de entrada a una vivienda. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en la imagen superior una puerta de entrada a una vivienda con su parte superior tallada en madera. Forma parte de un conjunto de nueve puertas del mismo edificio talladas con bellos motivos en ambas caras. La puerta que vemos en la foto cierra el vano de entrada de la casa que muestra en su cabecera un potente dintel de madera.

Puerta de entrada a una vivienda. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). La puerta que observamos en la foto dispone su talla en un rectángulo vertical que se divide en dos cuadrados; en ambos vemos la misma decoración geométrica y vegetal en talla; se aprecia en la imagen un octógono inscrito en cada uno de los dos cuadrados, cuatro de sus vértices son tangentes con los puntos centrales del cuadrado exterior. A su vez un cuadrado-rombo, colocado en posición de losange, se incluye dentro del octógono tocando, también, sus vértices los centros del cuadrado exterior. Una especie de cruz central griega, con círculo-botón en su crucero y brazos lanceolados, se inscribe a su vez en el rombo. Una ornamentación exuberante de hojas de acanto invade, en sensación "horror vacui", todos los espacios del rectángulo decorativo.
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b) Arcones de madera.


Arcón labrado en madera. Cara frontal. Autor Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).El arcón que vemos en la imagen es una de las primeras realizaciones de Satur en su trabajo de talla. En realidad no es un arcón en sentido estricto pues su tapa de apertura no se sitúa en la parte superior como es habitual en las arcas tradicionales amescoanas que además suelen tener mayores dimensiones en longitud y profundidad. Su apertura se realiza por la cara frontal que constituye en su integridad la puerta de acceso al mueble. Observamos en la parte inferior las dos bisagras que permiten el giro de la puerta. En la parte superior apreciamos unos bellos herrajes de forja, que confieren a la obra apariencia y pátina de antigüedad. La decoración de la cara principal se concentra en un rectángulo apaisado en cuyos angulares el autor ha incluido motivos en abanico reservando para el cuadrado central la ornamentación relivaria más compleja, a base de rosetas y estrellas, en juego de tangentes, incluidas en un círculo central. Los laterales y la parte superior e inferior se decoran con líneas dinámicas periféricas de motivos en forma de bala u obús, algunos alados. Cuatro pequeñas patas apenas perceptibles sostienen el mueble comunicándose entre ellas mediante un bello perfil sinuoso de unión.

Arcón labrado en madera. Cara frontal. Detalle de motivos geométricos y vegetales. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Bellísima imagen la que observamos en la foto superior, en la que apreciamos el cuadrado central de la cara principal del mueble anterior con numerosas rosetas y estrellas en férrea disposición simétrica y tangencial. Se trata de una talla de bajo o medio relieve como gusta al autor a diferencia del alto relieve que se aproxima a la escultura exenta, aunque sin despegarse del soporte de base. La combinación de los diferentes motivos decorativos es espléndida y de agradable visualidad.

Arcón labrado en madera. Vista angular. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).La belleza del mueble en visión angular es espectacular. La cara lateral derecha del mismo, según observa el espectador, muestra una decoración en concordancia con la cara principal, tanto en los campos de talla como en las líneas decorativas de continuidad visual.

Arcón labrado en madera. Vista lateral. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).La ornamentación de la cara lateral derecha, según observa el espectador, se concentra en un gran cuadrado inferior que exhibe una estrella de cuatro puntas y abanicos angulares radiales. Mantiene las líneas de motivos en bala y el perfil sinuoso de bella apariencia que conecta las cortas patas del mueble.

Arcón de madera. Vista frontal. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Bellísimo mueble similar al anterior en formato, hechura y composición aunque carece de las cortas patas de soporte que veíamos en aquél siendo sustituidas por un zócalo base que sobresale ligeramente respecto al cuerpo principal, al igual que la repisa de cubrimiento. La cara principal muestra como decoración relivaria incisa un gran friso horizontal superior. En él vemos, a la izquierda,
una roseta de seis pétalos inscrita en un exágono, éste a su vez se inscribe en un círculo que a su vez se integra dentro de un cuadrado, todas esas figuras se acarician tangencialmente; a la derecha del friso observamos un gran sol frontal de doce radios inscrito en un octógono, apenas perceptible, que a su vez se inscribe en un cuadrado exterior; en el centro vemos una pequeña rueda esvástica de multitud de radios curvilíneos inscrita en un cuadrado, y sobre ella apreciamos , como en el mueble anterior, herrajes que confieren a la obra aspecto de antigüedad. Bajo este gran friso que acabamos de describir se despliega otro registro de corta altura compuesto por rosetas y estrellas dentro de círculos que se inscriben en cuadrados. El zócalo se decora con rectángulos apaisados que integran rombos acostados que a su vez incluyen rosetas en su interior. De forma similar al mueble anterior, éste se abre por la cara frontal que en su integridad constituye la puerta de acceso al interior. Vemos dos bisagras en la parte inferior, entre el zócalo y el cuerpo central, que actúan de quicio de giro. Al igual que otras obras del autor muestra un encerado y barnizado decorativo y de protección que le otorgan brillo y una atractiva visualidad.

Arcón de madera. Cara frontal. Detalle decorativo figurativo. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). El gran sol decorativo de la cara principal del mueble anterior es antropomorfo, y se dispone en posición frontal, con aspecto serio, solemne, hierático, cual gran Dios de la Naturaleza. Muestra pelo sobre su frente, unos mofletes carnosos, nariz aguileña y rasgos sumarios. Envuelve el rostro un friso circular dividido en espacios trapeciales con aspas. Alterna rígidos rayos triangulares y rayos dinámicos en forma de sinuosas lenguas de fuego. Entre ellos se disponen rosetas de ocho pétalos con botón central. Queda envuelto en otro friso de trapecios y aspas y se integra todo ello en un octógono que a su vez es abrazado y acariciado tangencialmente por el cuadrado principal exterior.

Arcón de madera. Vista angular. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).Observamos en esta bonita imagen el mueble visto en diagonal, en posición angular, apreciando su bella volumetría, sus perfiles y su abigarrada decoración. El lateral derecho exhibe una decoración distribuida en tres registros superpuestos. En el central apreciamos un gran círculo con rosetas inscrito dentro de un cuadrado. En los registros superior e inferior de menos altura vemos discos radiales en composición simétrica. Observamos con claridad cómo el cuerpo central se retranquea levemente con respecto al zócalo y a la tapa de cubierta.

Arcón de madera. Lateral. Detalle decorativo geométrico. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). El cuadrado decorativo central del lado derecho del mueble incluye un gran círculo en cuyo interior se disponen rosetas exapétalas inscritas en exágonos de lados curvilíneos y éstos a su vez en círculos. Obsérvese la ingeniosa composición del eje vertical central que aparentemente se compone de dos rosetas superpuestas pero si se aprecia de manera inquisitiva hay una tercera roseta central que aprovecha y comparte los pétalos de las rosetas compañeras superior e inferior. Es un juego visual curioso que no se ve en el eje horizontal. Las enjutas, o triángulos de hipotenusa curvilínea que forman el gran círculo central y el cuadrado envolvente, se decoran con hojas vegetales con botón central en despliegue "horror vacui".

Arcones de madera superpuestos. Apertura frontal de dos hojas. Vista frontal. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).Los dos muebles superpuestos, o colocados uno encima del otro, que apreciamos en la imagen superior son de hechura similar a los arcones vistos hasta ahora, pero presentan la particularidad de que su apertura es diferente, no es única y con goznes en la parte inferior, sino que muestran apertura de dos hojas o puertas con bisagras en ambos laterales, siendo el cierre mediante imanes. El formato es similar al último mueble analizado, con un cuerpo central que se retranquea con respecto al zócalo y a la tapa superior moldurada, que sobresalen ligeramente. Nos sirve también esta imagen para observar los muebles en el momento previo a su encerado y barnizado, pues aunque su talla está finalizada, queda pendiente ese proceso final. El mueble superior muestra, en su cara frontal, una decoración igual y única en cada una de las portezuelas. Observamos un gran "lauburu" inscrito en un círculo y éste a su vez en un cuadrado, como es costumbre en forma tangencial. En el mueble inferior la decoración relivaria incisa es diferente en cada una de las portezuelas. En la situada a la izquierda apreciamos un disco solar antropomorfo, similar al estudiado anteriormente, con leves variantes, y en la situada a la derecha observamos un gran disco radial de numerosos radios sinuosos. Si se mira con cuidado aún se aprecian restos del boceto trazado a lápiz por el autor sobre la propia madera como diseño previo al tallado.

c) Arquetas de tamaño mediano.

Dentro del grupo de arquetas hemos analizado anteriormente las de mayor tamaño, a continuación incluimos un ejemplo de arqueta de mediano tamaño y posteriormente analizaremos las de menor volumen, pero de hechicera belleza.



Arqueta mediana. Vista angular. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz).Bellísima arqueta de mediano tamaño y seductora visualidad la que apreciamos en esta imagen. Su hechura difiere de los muebles anteriormente contemplados en este blog. Las caras del cuerpo paralelepipédico se encastran angularmente mediante encajes de patillas levemente trapeciales que recuerdan el sistema de "colas de milano" utilizado en el ensamblaje de tablas en los retablos medievales y renacentistas. La apertura del mueble se realiza mediante una tapa superior de perfil moldurado que sobresale ligeramente con respecto al cuerpo central, al igual que lo hace el zócalo inferior, también de contorno moldurado. La cara principal muestra como decoración un "lauburu" central, flanqueado por dos rosetas, una estrella, y un disco astral de rayos en forma de sinusoide. El atractivo de esa ornamentación radica quizás en su limpieza, simplicidad y sencillez rompiendo la férrea disposición decorativa simétrica de encajonamientos sucesivos en figuras diversas geométricas. En esta cara frontal, a diferencia de la cara lateral derecha que apreciamos en la foto, y a diferencia de la ornamentación vista en otros muebles, los motivos decorativos se disponen de forma exenta, sin ningún tipo de encorsetamiento lineal o geométrico que los contenga. Una variante más, de evidente encanto, del trabajo de Satur. La decoración lateral derecha que vemos en la imagen en escorzo se compone de una gran roseta inscrita en un cuadrado-rombo en posición de losange, en los triángulos angulares se incorpora decoración vegetal.

Arqueta mediana. Cara frontal. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).Véase la fascinación estética que genera la cara principal de la arqueta de tamaño medio que estamos considerando. Cinco motivos decorativos se disponen en composición diagonal en X siendo el punto de intersección un "lauburu" en relieve, de superficie lisa y tersa, inscrito en el rugoso círculo excavado, círculo en el que se aprecian levemente los bocados de la gubia del artista. El contraste de superficies lisas y rugosas otorga al motivo decorativo y al conjunto de la obra una atracción añadida. A la izquierda nos regocijamos con dos rosetas, arriba una de ocho pétalos, abajo otra de dieciocho apretados pétalos; a la derecha vemos arriba una estrella de ocho puntas y abajo un disco solar de rayos sinusoidales. Obsérvese también el encastre de las diferentes tablas que componen el mueble mediante un sistema de machi-hembrado de encaje preciso y efectivo.

d) Arquetas pequeñas.

Dentro de la obra del artista destaca un conjunto de arquetas de pequeño tamaño de una belleza sorprendente. Son paralelepipédicas de sección rectangular con tapa en la parte superior que gira en las bisagras colocadas en uno de los lados largos del rectángulo. Tanto la tapa como el zócalo, al igual que ocurría en las arquetas de mayor tamaño, están molduradas y sobresalen ligeramente respecto al cuerpo central. Unas arquetas encajan las tablas verticales mediante encastre dentado practicado en las propias tablas y otras simplemente se ensamblan mediante el pegado de los extremos biselados. Son pequeños muebles funcionales que sirven para alojar y guardar diferentes objetos pero que en sí mismos constituyen elementos decorativos de potente atractivo.

Arqueta pequeña con decoración de zorro. Vista cenital. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). La arqueta que vemos en esta imagen es una de las más hermosas de este conjunto, posiblemente por la decoración de un zorro que lleva en su tapa. Las caras frontal, posterior y laterales se decoran con bellos motivos, estrellas y rosetas, que hemos visto anteriormente.

Arqueta pequeña. Tapa superior con zorro. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). La imagen del zorro esculpida en bajo-relieve en la tapa de la arqueta es una imagen dinámica; el animal se representa de perfil y en movimiento, aunque gira su cabeza y la parte anterior de su cuerpo hacia el exterior, hacia el espectador, lo cual aún confiere a la figura mayor vitalidad. Muestra el animal sus orejas pequeñas y puntiagudas, sus ojos blancos, su morro anguloso, su boca cuajada de dientes entre los que se escurre una lengua rosácea y carnosa. Exhibe el bello animal una flamante cola que gira hacia su propia cabeza. El zorro nos enseña también sus formidables garras que le permiten actuar cual sibilino depredador con especies más débiles. La textura del relieve del zorro es lisa y suave frente al fondo del que emerge que el artista lo ha dejado rugoso mostrando la señal curvilínea del instrumento de talla utilizado, la gubia. Ya Miguel Angel Buonarrotti, el genio del Renacimiento, gustaba del contraste de ambas texturas en su famosa técnica escultórica del "non finito", el "no acabado" donde dejaba superficies sin pulir, e incluso sin terminar, obligando al espectador a completar mentalmente la obra, a hacerla salir en su integridad, en su pensamiento, del bloque de mármol que el insigne artista estaba trabajando.

Arqueta pequeña con decoración de zorro. Vista angular. Autor, Satur Andueza (Foto de Jesús Díaz).En la foto de arriba seguimos viendo la arqueta ornamentada en su tapa con un zorro. Apreciamos angularmente la bella volumetría de la arqueta, su encaje dentado angular, su tapa y zócalo moldurados sobresaliendo respecto al cuerpo principal, y la decoración de estrellas y rosetas que otorgan una bonita visualidad y una estética seductora a la obra. Vemos igualmente el zorro sobre la tapa, en esta ocasión en atrevido escorzo por la deliberada posición adoptada por el autor de la fotografía. Según nos indica el autor realizó también para sus nietos dos arquetas similares aunque en forma de hucha con ranura en la parte superior. La hucha regalada a su nieto incorporaba en cada una de las cuatro caras verticales la representación de un animal entre ellos una ardilla, un jabalí, y un gato montés. La hucha obsequiada a su nieta se ornamentaba en sus caras laterales con flores.

Arqueta pequeña. Vista angular en perspectiva caballera. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).La arqueta que apreciamos en la imagen superior es similar en estructura y tamaño a la analizada anteriormente. Muestra su tapa superior lisa sin trabajo de relieve alguno; se aprecian los anillos de la madera que identifican la edad del árbol que se ha utilizado. Vemos en la cara frontal la decoración de un "lauburu" dentro de un rombo en losange cuyos lados lo forman incisiones en forma de bala, decoración frecuentemente recurrida por el escultor. En la cara lateral izquierda observamos una roseta inscrita en un círculo que a su vez se integra en un rombo en losange, rombo también compuesto por muescas en forma de bala.



Arqueta pequeña. Vista angular. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).Obsérvense los perfiles nítidos y limpios de la arqueta que configuran un volumen neto y rotundo de bella plasticidad. La dureza de las aristas verticales se atenúa con la redondez de los contornos del zócalo y de la tapa que mitigan la altivez aristada del cuerpo central.

Arqueta pequeña abierta. Vista cenital. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz).Vemos en esta foto la arqueta anterior con su tapa abierta. Las tablas verticales, cortadas a bisel en sus extremos se acoplan a la perfección conformando un espacio interior diédrico, claro y diáfano. La tapa se une a uno de los laterales mediante dos pequeñas bisagras doradas. La tapa de cierre muestra en su parte interna la firma del artista en relieve negativo. No es la firma identificativa tipo acróstico sino que el artista ha optado por la firma "Satur" de menor complejidad relivaria. La letra capital S es, no obstante, muy similar, en su sinuosidad a la observada en la firma acróstica.

Arqueta pequeña. Vista frontal. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz).La arqueta que vemos en la foto superior es de estructura y formato estándar aunque muestra una decoración particular. En la cara principal exhibe una cruz sobre un monte, posiblemente el Gólgota, realizada mediante cuadrángulos incisos exentos. Está flanqueada por dos composiciones decorativas similares que se componen de un cuadrado con sus ángulos ornamentados con abanicos incisos, observándose en su centro una roseta exapétala. La tapa muestra un motivo decorativo que se compone de una estrella de ocho puntas en cuyo interior luce una roseta multipétala dentro de un círculo.

Arqueta pequeña. Vista angular cenital. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta imagen una de las arquetas pequeñas de mayor atractivo, a lo cual quizás contribuye el color rojizo de la madera de cerezo en que se ha realizado. A diferencia de las analizadas hasta ahora carece de pequeño zócalo de apoyo. El ensamblaje de sus laterales se hace mediante encaje machihembrado. En la foto superior observamos la cara frontal principal, decorada con una roseta inscrita en un rombo, y la tapa de cierre y apertura de perfil moldurado, ornamentada con una roseta central dentro de un círculo y un exágono peculiar. Los cuatro angulares triangulares se han decorado con sendas rosetas.

Arqueta de madera. Vista angular cenital desde la parte posterior. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Vemos en la foto superior la tapa y la cara posterior de la arqueta anterior decorada con una roseta central y motivos en abanico en los angulares, todo ello con notable relieve. Apreciamos las dos pequeñas bisagras laterales doradas que permiten la apertura de la arqueta.

Arqueta pequeña. Vista angular. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Vemos en esta imagen otra arqueta con tapa y zócalo sobresalientes con respecto al cuerpo de la misma, con encaje machihembrado de piezas laterales, y decoración sobria y contenida en sus cuatro paredes verticales.
Arqueta pequeña. Vista de la cara frontal. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). La cara principal, como apreciamos en la foto superior, se decora con un "lauburu" inscrito en un rombo trazado con incisión intermitente.
Arqueta pequeña. Cara posterior. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). La cara posterior se ornamenta con una roseta de numerosos y apretados pétalos inscrita, de forma similar a la cara principal, en un rombo de perfil inciso intermitente de siluetas de bala.

Arqueta pequeña. Cara posterior. Detalle de roseta de la cara reverso. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Nuevamente apreciamos en la imagen el bonito contraste de superficies lisas y rugosas y el brillo que el encerado y barnizado confiere a la obra terminada.
Arqueta pequeña. Tapa superior con relieve de la bandera saharaui policromada. Autor, Satur Andueza (Foto de Jesús Díaz). En los últimos años la familia Andueza-Riezu, en una muestra de su actitud solidaria, generosa y altruista, ha acogido durante los veranos a jóvenes saharauis que han disfrutado gozosamente del entorno amescoano y en concreto de Larraona. No es extraño pues que Satur, en una de sus arquetas, la que ahora analizamos, haya incluido como motivo decorativo la bandera de este pueblo-nación que anhela la Independencia y su propio Estado, sin el control antes español y ahora marroquí. La bandera de la "República Árabe Saharaui Democrática" muestra una franja superior negra, una intermedia blanca, una inferior verde y un triángulo rojo en el lateral izquierdo, junto al asta. En la faja central se representan una media luna y una estrella de cinco puntas, ambas de color rojo.

Arqueta pequeña con cuatro patas. Vista cenital. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).Observamos en la imagen superior otra arqueta de pequeño tamaño que muestra algunas diferencias con las arquetas anteriores. Se compone de cuatro patas de sección cuadrada que se despliegan en posición angular vertical estructurando el diminuto mueble-cofrecillo. Las cuatro paredes verticales, de bello perfil inferior curvilíneo, se unen a las patas mostrando un leve retranqueo que confiere más plasticidad y aspecto escultórico a la obra. La cara anverso se decora con una roseta inscrita en un rombo.

Arqueta pequeña. Vista cenital de la tapa. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). La tapa de cierre y apertura de la arqueta anterior muestra una ornamentación en relieve de una bonita guirnalda en despliegue simétrico y sinuoso con una roseta central.

e) Blasones heráldicos.
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En el campo de la heráldica mostraremos a continuación algunos de los bellos ejemplares realizados por Satur. Los motivos representados, el soberbio toque de aparente rusticidad en la ejecución, y la atracción que los blasones en general ejercen en los espectadores otorgan a estas obras un encanto sorprendente.


Escudo heráldico de Larraona. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en la imagen superior el escudo actual de Larraona. Tradicionalmente, cuando las tres poblaciones de Améscoa Alta, Larraona, Aranarache y Eulate formaban un solo ayuntamiento, con alcalde propio hidalgo de Eulate, su escudo mostraba en campo de gules espada y bastón de mando de oro, cruzados en aspa. Sin embargo desde los años cuarenta del siglo XX en que cada población tiene su propio ayuntamiento Larraona optó por el motivo de un roble que aparece habitualmente en los sellos acreditativos documentales y en la propia fachada del edificio consistorial actual. Es lo que Satur ha representado en la obra que vemos en esta foto. Puede apreciarse otro bello ejemplar por él tallado en el interior del ayuntamiento de Larraona. Gócese con la belleza plástica del blasón, especialmente el yelmo con penacho de plumas con que se timbra el escudo, el roble de robusto tronco y exuberante fronda, y la leyenda "Larraona". El autor ha perfilado en color negro algunos trazos del escudo, pintando también los caracteres incisos del nombre de la población con dicho color. El sobrio contraste cromático de tonalidades marrones y negras dan al escudo una belleza especial que no es preciso describir, mírese y deléitense.


Escudo heráldico del Baztán. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). No es extraño que Satur tallara un escudo del Baztán si atendemos, según hemos comentado en su breve semblanza biográfica, a la obligada estancia en la población de Ciga tras el destino de su padre, el maestro Don Elías, en dicha localidad como consecuencia de la guerra civil española de 1936. El escudo muestra un campo jaquelado, con escaques o ajedrezado. Luce como timbre un yelmo con penachos de plumas y su ejecución es similar al blasón de Larraona que hemos analizado anteriormente. Como curiosidad indicamos que si el yelmo mira hacia la izquierda del espectador al parecer significa hidalguía y si mira hacia la derecha del observador indica bastardía del linaje, no obstante esta consideración no es rígida, pues con frecuencia los escultores y los comitentes de las obras desconocían aspectos de ese tipo, limitándose a copiar o imitar blasones previos existentes.


Escudo heráldico del Baztán. Detalle del yelmo. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Como culminación del escudo observamos el espléndido yelmo de la imagen que muestra una vistosa visera y una cimera decorativa con altivo penacho de plumas. Es uno de los ejemplos en los que la actividad de Satur se aproxima más a la escultura propiamente dicha.

Escudo heráldico de los Riezu. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta imagen el blasón del linaje de los Riezu según criterio del autor. Vemos que el campo del escudo es cuartelado alternando dos calderos (primero y cuarto) y cinco fajas (segundo y tercero). Muestra por timbre un yelmo con penacho de plumas que mira a la izquierda del espectador y luce orla vegetal en los laterales, y cartela, en su parte inferior, con el texto RIEZU .

Escudo heráldico de los Andueza. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Vemos en la foto superior el escudo de los Andueza según criterio del autor. Es también un blasón cuartelado alternando árbol con jabalí pasante ( primero y cuarto) con tres calderos colocados al tresbolillo (segundo y tercero). El escudo exhibe yelmo con penacho de plumas como timbre, orla vegetal en sus laterales y cartela, en su parte inferior, con el texto ANDUEZA. Su composición y estructuración es similar al escudo de los Riezu que hemos considerado anteriormente.
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f) Atriles.
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Entre las obras fabricadas por Satur destacan unos pequeños atriles con la función de sostener libros para su lectura. La peculiaridad de estas piezas radica en que son plegables y curiosamente ejecutadas de forma habilidosa en una sóla tabla de madera. Según nos indica Satur, a través del Sr. Bautista de Betelu (Navarra), conoció en la feria de artesanía de Huarte Araquil (Navarra), a la que con cierta frecuencia se acerca con su hijo Tomás, algunos modelos que posteriormente él ejecutaría. Se trata del atril que ahora consideramos, y de la "argisaiola", y el cascanueces que analizaremos posteriormente. Veamos a continuación dos bellos ejemplos de atriles elaborados por Satur.

Atril de madera abierto. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). El atril que observamos en la foto superior se halla en posición abierta, dispuesto a recibir el correspondiente libro colocado verticalmente, con leve inclinación, sobre la pequeña repisa de perfil moldurado que apreciamos en la parte inferior. Esta repisa gira sobre el quicio o gozne horizontal que vemos en la imagen.

Atril. Detalle decorativo. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). La parte superior del atril se decora con un "lauburu", rodeado de rosetas de pétalos separados, todo ello incluido en un círculo. En las enjutas, o angulares formados por el cuadrado exterior y el círculo en él inscrito, se observa una ornamentación de abanico típica del autor. Como coronamiento del atril vemos motivos decorativos lanceolados triconques.

Atril de madera abierto. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). El atril que vemos en esta imagen se halla también abierto. Es muy similar al analizado anteriormente. Únicamente varía levemente en la posición de los motivos decorativos representados. El círculo central está vacío, apto para que su poseedor pueda incorporar alguna foto o motivo de su gusto. El "lauburu" se ha trasladado al triángulo inferior de la pieza, triángulo en el que el atril anterior mostraba una roseta ornamental.

Atril de madera cerrado. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta foto el atril plegado, situado en posición plana. Sorprende la destreza del artista para partiendo de una sola pieza de madera, rígida y estática, generar un objeto con partes móviles tan grácil y bello.

Atril de madera cerrado. Detalle del eje de giro. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en detalle el sistema móvil y machihembrado que permite la apertura y cierre del atril.

g) Relojes de pared.

Los relojes de pared elaborados por Satur exhiben una hechura y composición atractivas y una delicada ornamentación relivaria. Las guirnaldas decorativas que envuelven la esfera del reloj son generalmente de diseño propio del autor incorporando tallos con retoños, rosetas, flores, hojas de roble y bellotas de evidente belleza.

Reloj exento de perfil poligonal. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Hermosa obra la que vemos en la imagen, un reloj de pared de perfil exterior octogonal bellamente decorado con relieves vegetales. Se estructura mediante tres círculos dispuestos de forma concéntrica, abrazados por un octógono exterior. En el círculo central se disponen las agujas del reloj sobre una roseta en relieve de numerosos pétalos. En el círculo intermedio, sin decoración, se disponen los números, del 1 al 12, elaborados en metal dorado, al igual que las agujas. El círculo exterior de bellísima concepción, muestra una guirnalda vegetal circular compuesta de hojas, tallos y rosetas que talladas en despliegue dinámico otorgan una sugerente visualidad. El contraste del metal dorado y la madera encerada y barnizada añade un atractivo adicional a la pieza.

h) Colgadores de ropa.

Entre los objetos de uso práctico que gusta tallar a Satur hallamos los colgadores de ropa decorados con motivos ornamentales vegetales y geométricos, que se completan con vástagos torneados adquiridos y no elaborados por él.

Colgador de ropa. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). El ejemplar que vemos en la foto superior se compone de una placa rectangular con los ángulos redondeados que muestra como decoración dos rosetas iguales pentapétalas envueltas en un exágono de lados curvilíneos y un círculo exterior. Periféricamente se despliega una línea envolvente e intermitente compuesta por motivos incisos en forma de bala tan utilizados por el autor. Tres soportes torneados se incrustan, en la tabla decorada, en posición perpendicular a la misma.

Colgador de ropa. Vista frontal. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).

i) "Argisaiolas".

Etimológicamente la palabra euskérica "argizaiola" se compone de los términos "argizai" (cera) y "ola" (tabla) significando en castellano tabla de cera. Se trata de un soporte de madera, en forma de tabla, que sirve para enrollar en él la cera o vela flexible y maleable que arde en recuerdo de los difuntos, generalmente en las fuesas que las familias disponían en el interior de las propias iglesias. La finalidad de la "argizaiola" sería llevar el fuego simbólico del hogar a los difuntos. Quizás su luz representara la eternidad del alma del difunto cuyo cuerpo se ha extinguido pero cuyo espíritu inmortal permanece vivo, por lo que no es de extrañar que adoptaran (al igual que los menhires prehistóricos o las estelas funerarias) formas antropomorfas. La "argizaiola" es un elemento inherente a la tradición cultural vasca. Como hemos indicado anteriormente la "argizaiola" es un modelo tomado por Satur a raíz de su relación con el Sr. Bautista de Betelu (Navarra) y de sus visitas a la feria de artesanía de Huarte Araquil (Navarra).

"Argisaiola". Luminaria funeraria. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Observamos en la imagen una bella "argizaiola" elaborada por Satur. Su forma antropomorfa parece evidente, cabeza, cuerpo, brazos, piernas, son perfectamente identificables. Apreciamos la delgada vela flexible enrollada en el cuerpo de la tabla que sería prendida en recuerdo y conmemoración de los fallecidos. En uno de los extremos o cabezas observamos una cruz con brazos levemente floderlisados, en el otro vemos un disco circular decorado con un "lauburu"; en los brazos y piernas observamos el motivo inciso intermitente en forma de bala, y en lo que sería el torso apreciamos, como decoración calada, dos corazones. Incluso los brazos en alto, a modo de figura orante, parecen insinuar los dedos de la mano en sugerente final bífido.

"Argisaiola". Luminaria funeraria. Detalle. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).La cruz en que culmina uno de los extremos de la tabla lleva grabadas las letras JHS (Iesus Hominum Salvator, Jesús Salvador de los Hombres) , monograma de Cristo frecuentemente utilizado en la iconografía cristiana.Lateralmente se alzan los brazos (o piernas) en disposición orante sugestiva.

Argisaiola. Luminaria funeraria. Detalle. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en la imagen superior el otro extremo de la "argizaiola" que muestra una cabeza circular con la imagen de un "lauburu". En lo que sería el cuello de la pieza el autor ha grabado tres rombos concéntricos insertos en un rectángulo.Vemos también en lo que podría considerarse el torso de la pieza antropomorfa los dos corazones perforados.

Argisaiola. Luminaria funeraria. Detalle. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). En la parte posterior de la tabla apreciamos el gancho de cuelgue de la pieza y observamos que el autor la ha decorado igualmente con motivos incisos, lineales, balas, etc.

j) Placas exentas con figuración humana y animal.

Satur también ha realizado incursiones en la iconografía figurada humana y animal. Ya hemos visto anteriormente cómo utilizaba caras solares antropomorfas incorporadas como decoración en muebles-arquetas y en puertas, e incluso nos hemos deleitado con la imagen de un zorro en la tapa de una pequeña arqueta que ha causado nuestra delicia. Ahora analizaremos unas placas exentas bellísimas con delicada talla relivaria que nos muestran la iconografía de un fumador con pipa, un guerrero con casco del siglo XVI, una cabeza de caballo y una cabeza cornuda de ciervo, iconografías, al menos las tres primeras, que el autor recuerda ya dibujaba de pequeño en edad temprana. Por último consideramos en este apartado una pequeña tabla que muestra la talla de algunos animales más, un gato montés, un águila, una ardilla, un lince, todos ellos tallados en el mismo y humilde soporte, e incluso coloreados tímidamente.
Efigie de hombre con pipa. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz).
Observamos en la imagen superior una atractiva cabeza de hombre con pipa y gorra, realizada en bajo-relieve, que nos recuerda a las imágenes que tantos artistas han representado con esta iconografía concreta, Gustave Courbet, Van Gogh, Paul Cezanne, Pablo Picasso, y otros. La imagen nos muestra el rostro curtido por la existencia de un hombre de cierta edad, quizás un pescador, que nos mira fija e inquisitivamente, con la serenidad y placidez que proporciona el conocimiento de la vida, el estar de vuelta de todo, el afrontar con imperturbabilidad y estoicismo el trayecto final del recorrido vital. La representación es estrictamente frontal, hierática, y nos muestra un rostro ajado por la edad, unas orejas pequeñas, unos ojos saltones, unas cejas pobladas, unos labios carnosos, una nariz prominente y con carácter, y unas carnes, surcadas por arrugas,con cierta flaccidez y laxitud, que especialmente en la papada caen blandamente acompañando a la barbilla. El elegante gorro-visera que porta el anciano, que apenas deja percibir algún cabello, muestra profundos pliegues lineales que confieren plasticidad al tocado.



Efigie de Conquistador. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). La foto de arriba nos muestra la cabeza y parte del torso de quien parece ser un guerrero español del siglo XVI, un tercio de Flandes quizás, o un conquistador en plena epopeya americana. A diferencia del retrato anterior se representa de perfil aunque en leve posición de tres cuartos pues percibimos perfectamente sus dos ojos y apreciamos ambas mejillas. El personaje muestra una nariz redondeada, bigote cerrado, y barba contenida. El elemento determinante caracterizador de la figura es el casco que cubre la cabeza del militar, tal vez un alabardero o un arcabucero. Se compone básicamente de una parte esférica irregular, como cubrición de la cabeza, decorada con motivos incisos sigmoidales, en forma de S, una ala elevada, vuelta hacia arriba, que otorga gallardía y bizarría al bravo guerrero, y una banda de sujeción que abraza su cuello, para amarre seguro y para evitar su pérdida en las fogosas campañas militares. Entre la indumentaria que apenas atisbamos parece apreciarse en el cuello una golilla o tela almidonada característica de la Edad Moderna. El autor para romper la monotonía monocolor de la placa relivaria ha utilizado diferentes ceras y barnices de tonalidades claras y oscuras e incluso pintura blanca para los ojos que confieren mayor contraste y viveza a la imagen. El poto de verde exuberante que tiene presencia intrusa en la foto parece invitarnos a ubicar al personaje en selvas ignotas e inexploradas de la America recién descubierta por Colón.

Cabeza de caballo. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Soberbia imagen la que vemos en la foto superior. La cabeza de caballo se representa en bajo-relieve en una pequeña tabla rectangular dentro de un tondo excavado. Se muestra de perfil, aunque en leve posición de tres cuartos. Nos muestra el hermoso animal sus dos orejillas enhiestas, tiesas, su ojo izquierdo fijo en el espectador atónito ante tanta hermosura, su morro y hocico fírmemente embridados por los jaeces que también abrazan el cuello, su crin rizada y férreamente ordenada en relieve sogueado. Parece el retrato de un caballo amado y querido que mira a sus dueños con afecto y melancolía. El autor ha resaltado tan bella cabeza no solo con el propio relieve de la imagen representada sino con el encerado-barnizado de tono oscuro, castaño, frente al fondo de tonalidad clara, en un contraste muy logrado. La superficie tersa, lisa y bruñida del équido contrasta también de forma bella con el fondo rugoso del tondo en el que se aprecian incluso los huecos de la gubia utilizada por el artista. En las enjutas triangulares curvilíneas conformadas por el tondo circular y el rectángulo de la placa, Satur ha incorporado angulares incisos de motivos de balas tan usados por él.

Cabeza de ciervo. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Espléndida obra la que observamos en la foto de arriba. Apreciamos gozosos la cabeza altiva y orgullosa y el fornido cuello de un ciervo que exhibe una desarrollada cornamenta. El animal levanta el morro con decisión y nos mira frontalmente, con orgullo, pero sin jactancia o engreimiento. En el fondo de su mirada parece atisbarse su temor, su reserva, su precaución frente a esos seres de dos piernas que a menudo abaten a sus congéneres con armas ruidosas y letales. Sus orejas lanceoladas y tiernamente desplegadas parecen estar ojo avizor, alerta, al acecho de la menor amenaza, por si hay que huir con premura. Sus cuernos sinuosos se alzan arrogantes y altaneros exhibiendo su belleza estilizada y curvilínea. Parecen brazos de fieles orantes que se elevan en agradecimiento a los dioses. Nuevamente el autor, Satur, ha utilizado sabiamente el contraste cromático y el contraste de texturas. Al ciervo le ha aplicado un barnizado oscuro destacando respecto al fondo claro del soporte de madera. Aunque la cabeza del animal no muestra una textura netamente lisa tampoco muestra la potente rugosidad del fondo de la tabla en la que se perciben de forma poderosa los bocados, las huellas curvas de la gubia del artista que dispuestas por doquier recuerdan el oleaje del mar o la superficie de una ciénaga. Esta imagen evoca sin duda a la pintura de una cabeza de ciervo que Diego Velázquez pintó, o cuasi retrató frente a un cielo azul, en 1634, pintura que posiblemente fuera destinada para el pabellón de caza denominado Torre de la Parada que el rey Felipe IV mantenía en los Montes del Pardo. Pero también recuerda, al autor de estas líneas, al famoso perro semihundido que Francisco de Goya pintara en la "Quinta del Sordo", casa de campo adquirida por él en 1819. Forma parte esa conocida imagen de las "Pinturas Negras" que el genial aragonés pintara en dicha quinta y que actualmente se conservan en el Museo del Prado. Al igual que el perro de Goya, el ciervo de Satur parece emerger temeroso y asustado de un cenagal de tierras movedizas, desconocedor del futuro incierto que le espera. Aunque el ciervo adopta una postura de cierta arrogancia, sus ojos delatan recelo, desasosiego, miedo oculto.

Panel con bajo-relieve de animales. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).Una simple tabla rectangular de aspecto humilde ha servido a Satur para tallar, quizás en momentos de ocio, y como actividad despreocupada de grácil ensayo, los bellos animales que en ella vemos, un lince, un gato, un águila y una ardilla.


Panel con bajorelieve de animales. Lince. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Se inicia la tabla anterior con la representación de un lince visto de perfil. Es un animal felino de tamaño medio, fuertes patas con garras, largas orejas, cola corta, cuerpo con piel moteada y a veces mechones de pelo largo en las mejillas, especialmente en el lince africano. El animal se ha representado erguido y en posición estática.

Panel con bajorelieve de animales. Gato. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en la foto superior la imagen de un gato visto de perfil, salvo su cabeza que la gira de forma tímida hacia el espectador, por lo cual la vemos frontalmente con su mirada triste y melancólica. También se muestra erguido y en posición estática.

Panel con bajorelieve de animales. Águila. ( Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto la representación de un águila con sus alas desplegadas agarrando con sus potentes garras un pequeño animal, quizás un corderillo que servirá de alimento a sus crías probablemente protegidas en algún nido escondido entre picachos escarpados de difícil acceso. A diferencia de los dos animales anteriores representados en la misma tabla, aunque sin conexión entre ellos, el águila adopta una posición dinámica y en tensión que se refleja en sus alas expandidas, en su cuerpo en movimiento, en sus garras en acción, en su cabeza y cuello que se arquean hacia el suelo para asegurar su actividad depredadora. El autor ha marcado el plumaje con líneas paralelas incisas a veces subrayadas con toques de color negro. Satur ha representado las alas del ave en dos planos con cierto escorzo dotando a la imagen de perspectiva y profundidad, frente a la planitud que observamos en en el resto de animales de la tabla.

Panel con bajorelieve de animales. Ardilla. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en la foto superior una hermosa ardilla vista de perfil que erguida sobre el suelo muerde afanosamente algún fruto seco (pasto, nuez, avellana) que sostiene graciosamente con sus patitas delanteras. Una exuberante cola sinuosa, casi tan voluminosa como su propio cuerpo, se despliega elegante, presumida y vanidosa sobre su espalda. Unas orejillas puntiagudas se yerguen sobre su cabeza almendrada. El autor ha reflejado el pelaje del animal mediante líneas incisas que a veces ha coloreado de negro. El animalillo continua atareado y diligente con su acción nutritiva ajeno a nuestras miradas curiosas.
k) Placas varias.

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Incluimos en este apartado varias tablas relivarias de formato rectangular; tabla con reloj central y dos personajes, masculino y femenino, flanqueándolo; tabla similar con "lauburu" central; tabla con salutación de bienvenida "ongi etorri"; y tabla de identificación nominativa de casas o términos.
Larraona. Tabla con reloj central y bustos de dos personajes como escolta. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen superior una placa con reloj central y las efigies en perfil de dos personajes autóctonos vascos, hombre y mujer, flanqueándolo. El reloj circular incorpora números y agujas doradas, de forma similar al reloj de pared, exento y de silueta poligonal, que hemos analizado anteriormente. Ocupa el campo central circular e inciso del reloj un "lauburu" en relieve. Los perfiles de los dos personajes se inscriben también en sendos tondos circulares excavados en la tabla. Son los rostros de dos personajes característicos vascos. A la izquierda vemos al personaje masculino, con la peculiar boina o "txapela", nariz aguileña, barbilla y mandibula marcadas y prominentes, e intuimos indumentaria tradicional propia de la zona. A la derecha vemos el rostro femenino, también con carácter, grueso cuello, nariz aguileña, aguda barbilla, y pelo recogido en la parte posterior, tal vez envuelto en leve tul o imperceptible redecilla. Ambos personajes miran hacia el reloj central. La tabla esculpida queda envuelta periféricamente por un bonito ribete o cenefa también en relieve que confiere evidente belleza al conjunto. Recuerda sin duda esta iconografía a la que apreciamos en numerosas portadas de entrada a edificios especialmente renacentistas del siglo XVI. Era frecuente que las portadas principales de los edificios, civiles y también religiosos, normalmente en forma de arco triunfal con arco de medio punto y vistosa decoración escultórica, mostraran en las enjutas las efigies de dos personajes, con frecuencia de ambos sexos, también en tondos circulares y mirando a la propia entrada; normalmente se esculpían como elementos de protección a quienes entraran en la mansión. A veces se esculpían las efigies, los rostros, de los santos Pedro y Pablo, también con esa función esencialmente apotropaica, protectora del edificio, de sus moradores y de sus visitantes.

Placa de bienvenida. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en la foto superior una placa similar a la considerada en la imagen anterior. Es más sencilla, carece de reloj central, pero goza de la misma iconografía analizada, "lauburu" central y bustos en perfil de dos "baserritarras", de ambos géneos, típicos de los caseríos vascos. Los tres tondos aparecen envueltos por dos circunferencias concéntricas e intermitentes compuestas por breves incisiones en forma de bala que ya hemos visto en diversas obras de Satur.

Placa de bienvenida. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Entre las placas de bienvenida elaboradas por Satur para colocar en las entradas de las casas, de las viviendas, recogemos como ejemplo el de la foto superior. Tiene un bonito perfil mixtilíneo con pequeños tondos situados en las cuatro esquinas y en el centro del perfil inferior. La leyenda "ONGI ETORRI", "bienvenido" en euskera, se observa en su cuerpo central en despliegue levemente curvilíneo amoldándose al formato de la propia tabla de soporte. Los cuatro tondos angulares presentan decoración diferente, en talla fina y delicada, inscrita en su interior; apreciamos un "lauburu", una estrella de seis puntas, una estrella de cuatro puntas, una roseta exapétala, y un disco solar de numerosos brazos sinuosos. El tondo del perfil inferior de la placa, de mayor diámetro que el resto, se decora con un lauburu. El trazo superior de la placa tiene forma triangular, cual si se tratara del hastial de una casa amescoana; incluso incorpora cinco pequeños rectángulos que recuerdan o parecen representar las vigas de madera de los aleros de los tejados vistos frontalmente. Desde el punto de vista cromático observamos que Satur ha optado por un color marrón oscuro para los relieves positivos y un color marrón claro para los relieves negativos, para las zonas incisas, excavadas, en atractivo contraste colorístico.

Placa nominativa identificativa. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz).Vemos en la imagen superior una pequeña tabla rectangular que incorpora en relieve positivo el nombre de una casa, "MENDIGARAIA", cual placa identificativa de la vivienda. Los caracteres dispuestos longitudinalmente muestran perfil mixtilíneo de vistosa apariencia, destacando como curiosidad las pequeñas boinas "thapelas" de las letras "A" cual cubrición protectora. Quizás un guiño a la tradición y etnografía vascas. En este caso Satur ha optado por un color claro para los relieves positivos y un color oscuro para los relieves negativos, a la inversa que en el ejemplo anterior, siendo el contraste cromático igualmente atractivo.

l) Soportes conmemorativos de efemérides.
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En este apartado consideraremos brevemente unos pequeños soportes de madera que Satur ha ideado como base para recuerdo o conmemoración de determinadas efemérides, especialmente de carácter cinegético. Sobre esas tablillas se han incorporado colmillos u otros huesos de algún animal objeto de caza.
Evento cinegético. Fotos y soporte de madera con colmillos e inscripción. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). La caza del jabalí tan estimada por los cazadores amescoanos, especialmente cuando se realiza con numerosos perros y a cuchillo, en lucha igualitaria de considerable riesgo para los canes y para los cazadores, queda reflejada en la imagen anterior que inmortaliza la caza del jabalí en la que intervinieron Iñaki y Víctor, hijos de Satur, en el año 2006. Uno de los perros, herido en la fiera lucha, tuvo que ser curado en la clínica veterinaria que Víctor Andueza posee en Estella (Navarra), como atisbamos en la foto superior. Los colmillos del animal finalmente cazado, tras diversas penalidades e ingente esfuerzo, se exhiben, en bella disposición circular concéntrica, como trofeo de caza en el pequeño soporte de madera ideado y realizado por Satur.

Soporte de madera con colmillos e inscripción. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen superior la tabla de madera realizada por Satur para conmemorar la efemérides cinegética comentada en la foto anterior. Se llevó a cabo el 31 de diciembre del 2006, en el paraje o término de "Aldarana", según apreciamos en leyenda incisa realizada en la parte superior de la tabla. El perfil de la tabla en forma de lágrima se decora con una línea intermitente de motivos en forma de bala que la rodea periféricamente. Los colmillos del jabalí cazado se han pegado al soporte de madera en lograda composición circular concéntrica contrastando bellamente la blancura del hueso con la madera tratada.

Eventos cinegéticos. Soportes conmemorativos. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). De forma similar al ejemplo anterior apreciamos en la foto superior dos ejemplos más de tablillas como soporte para trofeos cinegéticos. A la izquierda observamos una tabla en forma de escudo, con conopio inferior, en la que se han incorporado, en la parte baja, los colmillos de un jabalí, y una inscripción incisa, en la parte alta, que dice en dos líneas paralelas superpuestas "ZALBARGA/15-12-2007". Una ornamentación lineal incisa y de motivos en forma de bala decora el borde de la tabla. A la derecha de la imagen vemos otra tabla rectangular, colocada en posición vertical, que sirve de soporte a una calavera de ciervo con su respectiva cornamenta. La tabla está decorada con un óvalo central, rosetas en los cuatro angulares, y un enmarque rectangular; tanto el óvalo como la cenefa periférica muestran la característica decoración de motivos en forma de bala. Otra tabla, cuya foto no incorporamos, también en forma de escudo con conopio inferior, muestra la inscripción "EL USTIZU/1-1-2001".
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ll) Utensilios de cocina.
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Consideramos en este apartado tres utensilios de cocina labrados en madera, concretamente un cascanueces, y un juego de cuchara y tenedor de palo con mangos antropomorfos.

Cascanueces de madera cerrado. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). El modelo de cascanueces que observamos en la foto superior fue tomado por Satur en sus visitas a la feria de artesanía de Huarte Araquil (Navarra), como ya hemos comentado con anterioridad, gracias a su amigo Bautista de Betelu (Navarra). Es un cascanueces muy simple, consiste en una caja inferior de base en forma de lágrima en cuyo extremo más estrecho incorpora un mecanismo de madera de palanca que permite aplastar las nueces por presión. Una pequeña oquedad en la plataforma inferior facilita la colocación del fruto a aplastar. La palanca muestra un reforzamiento circular, cual mazo de presión de forma cilíndrica, coincidiendo con el hueco de la plancha-base. La palanca se decora con líneas paralelas incisas en forma de espina de pez.
Cascanueces de madera cerrado. Detalle. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en la foto superior el eje de giro de la palanca de aplastamiento y el pequeño cilindro de presión a la altura de la oquedad inferior, todo ello decorado con líneas incisas dispuestas en forma de espina de pez.

Cascanueces de madera abierto. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apenas percibimos en la cara inferior de la palanca de aplastamiento del cascanueces la firma del autor "Satur", firma que ya hemos observado en una de las arquetas analizadas anteriormente. A continuación de la firma está grabada, en números sencillos incisos, la fecha de realización de la pieza "27-10-03". La caja inferior permite, con su amplitud, cascar varios frutos secos y acumularlos para su consumo; evita también el que los fragmentos de las cáscaras se dispersen incómodamente. Sencillez y simplicidad de concepción y diseño de la obra para lograr funcionalidad y utilidad.

Cascanueces cerrado, vista lateral. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). En esta imagen apreciamos con claridad la simplicidad del mecanismo de presión. La palanca de aplastamiento gira, en su extremo de unión con la caja base, gracias a un eje cilíndrico y horizontal elaborado en madera. Observamos también nítidamente el corto, recio, y sólido cilindro de aplastamiento cual ensanchamiento de la larga palanca elaborada en una sóla pieza lígnea.

Cuchara y tenedor con mangos figurados. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Vemos en la foto superior el juego de cuchara y tenedor realizado en madera. Los mangos muestran una decoración de líneas incisas en disposición de espina de pez, al igual que hemos observado en el cascanueces. Los extremos de los mangos son figurados mostrando, de forma frontal y planista, los rostros y torsos, prácticamente iguales, de dos personajes con rasgos muy sumarios y geométricos que tiene la apariencia de personas orientales; la indumentaria que portan, incluido los curvos tocados, así parece corroborarlo.

m) Otras piezas.

Consideramos en este apartado tres piezas de madera elaboradas por Satur con decoración en relieve, un soporte para calendario, un pequeño armario-alacena de entrada, y una caja oculta-llaves.

Soporte de calendario. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto un pequeño soporte de madera para el calendario tradicional en forma de taco. Tiene forma rectangular vertical con cabecera en forma de arco de medio punto. Se decora en la parte superior con un disco solar de rayos sinusoidales. El taco-calendario encaja en un rectángulo excavado que está flanqueado por dos líneas verticales de motivos incisos en forma de bala, motivos que también envuelven el disco solar superior disponiéndose en forma intermitente circular .

Aparador de entrada. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en la foto de arriba un diminuto armario-alacena, abierto en la parte frontal, que se decora, en su parte superior interior con dos tondos de cabezas de "baserritarras", masculina y femenina, que ya hemos analizado anteriormente. Según el autor elaboró esta pieza, inicialmente, como armario-buzón para el depósito de cartas, aunque posteriormente ha perdido esa función.

Caja decorativa de salutación de bienvenida y oculta-llaves. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en la imagen la tapa frontal exterior de una bella caja rectangular con funciones de llavero, pero que simultáneamente da la bienvenida con su leyenda ONGI ETORRI. La cara frontal se decora con diversos motivos ya considerados con anterioridad en este trabajo. Un angular en forma de tejado, cual si se tratara del hastial de una casa, destaca en la parte superior; bajo él, cobijado bajo su protección, la leyenda ONGI ETORRI de salutación y deseos de bienvenida a aquellas personas que acceden a la casa, leyenda dispuesta en las dos vertientes de un nuevo angular paralelo al primero, bajo el cual apreciamos tres motivos decorativos, una roseta de seis pétalos, un "lauburu", y una estrella de seis puntas. Todo el conjunto descrito queda enmarcado por un rectángulo perfilado por motivos ornamentales incisos en forma de bala y por puntos en relieve. El borde exterior, que sobresale ligeramente respecto a la caja, muestra un perfil moldurado. La belleza plástica de esta pieza es evidente. Observamos nuevamente cómo Satur combina sabiamente elementos decorativos similares en disposiciones diversas.

5) OBRA DE TALLA EXENTA.

Además de la talla relivaria realizada sobre soporte de madera, que hasta este momento hemos analizado, apenas hemos encontrado en la obra de Satur Andueza lo que podría considerarse como escultura exenta, o al menos aproximarse a ella . Incorporamos únicamente una pieza sencilla, un águila, aunque sigue imperando en ella el concepto de talla planista, o bidimensional, frente al concepto de talla tridimensional, espacial, de escultura exenta observable desde cualquier punto de vista que pueda adoptar el espectador.


Águila sobre una rama. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Vemos en la imagen superior un águila tallada en un trozo de madera plano. La diferencia con respecto a lo estudiado hasta ahora es que marca los perfiles exteriores de forma independiente, autónoma, sin emerger como relieve de una tabla más amplia que la enmarca, controla y determina. Únicamente los yelmos de los escudos estudiados ( como ejemplo más claro y rotundo), los cascanueces, y quizás los mangos del juego de cuchillo y tenedor (éstos con muchas reservas) podrían aproximarse al concepto de escultura exenta frente al concepto de talla relivaria planista. Los muebles arquetas considerados, tienen volumetría, son observables desde cualquier punto de vista que pueda adoptar el observador, pero también se basan en planchas de madera talladas en relieve, con fuerte impronta planista, que se unen en el espacio para conformar volumenes interiores. El águila que ahora apreciamos se ha apostado con sus fuertes garras sobre la rama de un árbol. El ave no se ha representado en posición dinámica, activa, en vuelo o ejerciendo su actividad depredadora, sino que se ha representado en actitud tranquila, apaciguada, girando su cabeza hacia atrás, en postura y disposición observadora. Da la sensación de que el autor hubiera trasladado a la madera una pieza disecada, tratada mediante la taxidermia, ocupación que brevemente ejerció. El plumaje ha sido representado de forma sumaria mediante breves incisiones lineales. Sus patas rígidas finalizan en fuertes garras que se aferran con energía y decisión a las ramas sobre las que se posan. El único punto de vista de la pieza es frontal, carece de visiones artísticas laterales o posteriores, por lo que sigue predominando la talla sobre un plano frente a la escultura tridimensional.

6) OBRA DE TARACEA.

Como taracea, en sentido estricto, se entiende la decoración mediante entalles o huecos en la madera que posteriormente se rellenan con trozos o fragmentos de otros materiales, generalmente de diversos colores, que encajan a la perfección en los entalles o excavaciones realizadas previamente, creando una pieza visualmente muy atractiva, de mosaico polícromo. La obra de Satur que analizamos a continuación, es una representación exterior de la iglesia de Larraona, obra que podemos considerar dentro del campo de la taracea.
Cuadro de la Iglesia de Larraona en taracea. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en la imagen superior una bella representación de la iglesia parroquial de San Cristóbal de Larraona realizada por Satur en taracea. La visión exenta del templo, sin consideración del entorno, se realiza desde el nordeste y con cierto picado o perspectiva caballera; probablemente el punto de vista corresponde al propio taller del artista, situado en la fachada sur de su vivienda, en las proximidades de la aldaya. El encanto de esta obra es evidente, especialmente por apreciarse un cierto titubeo, cual si se tratara de un estudio, de un ensayo, en la ejecución general de la obra. Es como si Satur pisara un campo anteriormente no hollado y se abriera camino siguiendo sus propias intuiciones autodidactas. Las líneas perspectivas a veces se desvían ligeramente, otorgando a la pieza mayor atractivo y sabor iniciático. Vemos a la izquierda de la imagen el ábside poligonal de la iglesia, después la nave y la torre-campanario, a continuación apreciamos la casa adosada en el siglo XVI, con su parte baja que sirve de atrio o pórtico que cobija la portada norte de la iglesia, y su parte alta utilizada como almacén, con diversas estancias, que alojaron el mecanismo del reloj de la iglesia, y el arca de misericordia, entre otras cosas. Finalmente asoma en el noroeste la torre pentagonal que aloja la escalera de caracol o helicoidal que permite el acceso desde el interior al coro alto situado a los pies de la nave, al trasdós de las bóvedas, y al propio cuerpo campanario. Sólamente en los muros de la torre-campanario de la iglesia el autor ha realizado el despiece detallado de los grandes sillares de piedra contrastando vivamente su textura con el resto de muros del edificio, tratados, al igual que el tejado, mediante planos y tablillas de encaje generales, con las únicas aberturas de los vanos. Satur ha incorporado dos de los contrafuertes del ábside; el más próximo a la torre, en el ángulo poligonal noreste, fue desmontado antiguamente y no aparece, como observamos en la foto. El autor ha optado por encerar y barnizar con diferentes tonalidades los distintos elementos de la composición, suelo, tejados, muros, vanos, confiriendo a la obra gracia y hechizo.

Cuadro de la iglesia de Larraona en taracea. Detalle. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto un detalle que recoge parte del ábside, del tejado, de la torre-campanario, y de la casa adosada al templo parroquial. Véase el encantador encaje de los sillares de piedra de la torre-campanario, y el encaje o encastramiento de las piezas generales correspondientes, por ejemplo, a los muros del ábside y a las vertientes del tejado. Satur ha incluido el reloj de la torre en su fachada norte. En el cuerpo de campanas no ha despiezado los muros en sillares individuales, probablemente por la dificultad de incorporar además los vanos de campanas en forma de arcos de medio punto. Es sin duda una incursión por parte del autor en el campo de la taracea realmente sugerente.

7) DIBUJOS Y BOCETOS.

A continuación mostraremos algunos de los dibujos y bocetos utilizados por Satur en sus obras. Apreciaremos su sistema de trabajo en un atril para libros, en proceso de realización en el momento de la toma fotográfica, que muestra la decoración trazada a lápiz sobre la plancha de madera, como guía previa a la realización del tallado. Veremos además un diseño de ramas de vid y racimos de uva de invención de Satur, apreciaremos bocetos diversos de motivos geométricos, de rostros de "baserritarras", y otros diseños ajenos manejados por Satur en su trabajo de talla. Finalmente consideraremos unos bocetos realizados por el autor para la talla de las patas de soporte de una cuba de vino tomados por él de una de las cinco vigas del siglo X, de la Mezquita de Córdoba, que la multinacional Christie´s pretendía subastar en Londres en el año 2006 y que levantaron polémica, por su legalidad y procedencia, con el gobierno español. Inspirado en las fotografías que los periódicos del momento publicaron, Satur copió los motivos de las vigas para aplicarlos a su trabajo de talla.
Atril de madera con boceto decorativo a lápiz. Autor, Satur Andueza. ( Foto de Jesús Díaz). Vemos perfectamente en la foto de arriba cómo el autor ha trazado a lápiz los dibujos de la ornamentación a esculpir en un atril. En la parte superior apreciamos dos círculos concéntricos; en el círculo interior, de menor diámetro, vemos un "lauburu"; en el exterior observamos una decoración de pétalos de rosetas; en los cuatro ángulos Satur ha incorporado decoración en forma de abanico. En la foto inferior ha dibujado una estrella de seis puntas inscrita en un círculo. Vemos por doquier pequeñas perforaciones, apenas perceptibles, correspondientes a la aguja del compás.

Boceto de ramas de vid y racimos de uva. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). En la foto de arriba apreciamos un boceto de inspiración propia de hojas y ramas de vid y racimos de uva. Es un diseño primoroso, grácil, dinámico, fiel reflejo de la Naturaleza. No en vano Satur se inspiró en las vides que posee en el pequeño jardincillo o espacio de ocio, amorosamente cuidado, que tiene frente a la fachada principal de su casa en el término de "Mendigaraia".

Bocetos a lápiz de motivos decorativos geométricos y vegetales. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). En la foto superior apreciamos tres bocetos, dos geométricos y uno vegetal. A la izquierda observamos un gran cuadrado en el que se inscriben cuatro estrellas de cuatro puntas insertas en sendos cuadrados. En el centro vemos una estrella de ocho puntas inscrita en un cuadrado; las cuatro puntas que se despliegan hasta los vértices son de mayor longitud que las que se extienden hasta el centro de cada lado del cuadrado. Por último vemos a la derecha el diseño de una roseta de seis pétalos en forma de corazón; de uno de ellos surge en diagonal una estilizada y sinuosa rama que exhibe pequeñas hojas. El autor ha escrito a lápiz qué partes deben ser salientes y cuáles huecas.

Boceto de rosetón a lápiz. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta imagen un gran rosetón que recuerda a los abiertos en los muros de la arquitectura gótica. Se compone de dieciseis apretados pétalos que confluyen radialmente en el centro de la composición.

Boceto de "baserritarras". Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Apreciamos en esta imagen lo que aparenta ser una fotocopia del boceto de dos "baserritarras", mujer y hombre, que Satur ha representado con frecuencia en sus obras. Hemos visto alguna de ellas en este trabajo, concretamente flanqueando a un reloj circular, escoltando a un "lauburu" en relieve, y de forma independiente en un pequeño armario-alacena de entrada, que inicialmente , hemos indicado, se pensó como buzón-aparador de cartas.

Boceto de repertorio ajeno. Cara frontal de arcón. (Foto de Jesús Díaz). Observamos en esta foto un bello diseño de la ornamentación de la cara frontal de un arcón. Se caracteriza por su decoración abigarrada, "horror vacui", mediante motivos repetidos de carácter geométrico y vegetal. Decoraciones similares pueden hallarse en las numerosas arcas elaboradas por Satur. Quizás se trata de algún boceto recibido por el autor en su aprendizaje estellés. Hemos comprobado que otros diseños similares, con motivos diferentes, se hallan entre la documentación de trabajo del autor.

Viga de la Mezquita de Córdoba en la prensa del año 2006. (Foto de Jesús Díaz). Como hemos indicado al inicio de este apartado Satur se interesó ávidamente por la noticia del año 2006 referente a la subasta que pretendía realizar la casa londinense Christie´s de cinco vigas de madera del siglo X, al parecer procedentes de la Mezquita de Córdoba, interviniendo el gobierno español para conocer la procedencia de las vigas, la legalidad de la salida del país de las mismas, y otros extremos relacionados con la polémica operación. Satur se inspiró en la decoración de las vigas, de aproximadamente cinco metros de longitud, para realizar bocetos con los motivos en ellas tallados. Para ello se basó en las fotos de las vigas publicadas en la prensa. En la imagen superior apreciamos la noticia publicada el 10 de marzo del 2006 en "Diario de Navarra" titulada "Cultura investiga la subasta en Londres de vigas de la Mezquita de Córdoba". Este recorte de prensa se halla entre la documentación de trabajo del autor.

Fotos de vigas de la Mezquita de Córdoba en la prensa. ( Foto de Jesús Díaz). En Abril del 2006, "Diario de Navarra" publicó la noticia que recoge la fotografía superior, titulándola "Christie´s suspende la venta de cinco vigas de la Mezquita de Córdoba y negocia con España". Observamos que aparecen dos fotografías con la imagen de las vigas. Este recorte de prensa forma parte de la documentación de trabajo de Satur.

Boceto de la viga de la Mezquita de Córdoba. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). Vemos en la foto superior un diseño decorativo realizado a lápiz por Satur y tomado de una de las vigas de la Mezquita cordobesa.


Boceto de la viga de la Mezquita de Córdoba. Autor, Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). En este boceto Satur toma parte del diseño anterior y lo colorea en rojo, quizás para apreciar con mayor nitidez la belleza de los motivos decorativos omeyas del siglo X.
Boceto de la viga de la Mezquita de Córdoba. Detalle con fecha del boceto y destino previsto. Autor Satur Andueza. (Foto de Jesús Díaz). En este diseño Satur toma un detalle de los bocetos anteriores de una de las vigas de la Mezquita cordobesa añadiendo a lápiz, en la parte superior, la leyenda "Patas de la Cuba", "10-11-08". Es curioso que después de más de dos años de la polémica noticia, Satur retome el tema de los motivos decorativos de las vigas de madera del siglo X para su proyecto de patas de soporte de una cuba; es una muestra evidente del impacto que la noticia y los motivos decorativos ejercieron en él.

8) TEXTO LITERAL DEL ARTICULO DE SATUR ANDUEZA TITULADO " DIA DEL MAYO EN LARRAONA".

A continuación citamos literalmente el contenido de un artículo inédito escrito por Satur Andueza en torno al año 1997 en referencia al levantamiento del "Mayo" titulado "Día del mayo en Larraona".


"Desde tiempo inmemorial se venía celebrando en Larraona " el Día del Mayo" hasta que en el año 1952 se suprimió la corta porque decían que era demasiado para el monte (cortar el mayo y cuatro estayes).

Los deseos del pueblo de Larraona por recuperar esa fiesta a principios de los años 90 van en aumento por lo que el Ayuntamiento decidió poner manos a la obra y en el año 1993, después de hablar con el Ingeniero de Montes Manolo Perera y exponerle el deseo de recuperar la fiesta, habiendo visitado distintos lugares de nuestros montes, dio el visto bueno para lo que recuperáramos, pues el monte lo permitía. Por lo que se recuperó esta Fiesta en el año 1997.

Fue un día grande para Larraona porque hijos del pueblo que habitualmente viven fuera se reunieron en tal cantidad que por la noche el número de comensales en la cena fue muy superior al número de habitantes del pueblo (teniendo en cuenta además que no estaban todos los residentes ya que faltaban los ancianos, los niños y las personas enfermas). También asistieron bastantes amigos y gente relacionada con el pueblo; y así continúa hasta la fecha. Fue muy emocionante ver sentados en distintas mesas pero en el mismo local a ¡tres generaciones!.

¿En qué consiste el "Día del Mayo"?

Consiste en levantar un chaparro de haya de entre 20 a 30 metros de alto sin ayuda mecánica, o sea, a mano, por los jóvenes del pueblo ayudados por:

1º.- Dos o tres horquillas robustas de roble.

2º.- Cuatro "estayes"; dos cortos y dos largos.

Se llama "estaye" a dos palos de chaparro de haya con los que se hacen las horquillas con las que se levanta el "mayo".

Antiguamente era costumbre realizar dos sorteos antes del "Día del Mayo":

1º.- Se echaba a la "polla" para ver qué pareja de mozos tenía que cortar el"mayo" y los "estayes"

2º.- Los agraciados en este segundo sorteo eran los encargados de ir con las parejas de bueyes a traer el "mayo" y los "estayes"

El resto de la cuadrilla se encargaba de hacer el agujero donde clavarlo.

A partir de la recuperación de la tradición, los jóvenes no hacen sorteos como antes sino que van voluntarios; llevan costilla, chistorra, etc. y se lo pasan bien el día que cortan el "mayo" y los "estayes".

Antiguamente la traída del "mayo" y los "estayes" se hacía temprano el mismo día del levantamiento y para cuando llegaban al sitio les esperaba bastante gente: todos los mozos y algunos hombres y mujeres. Cogíamos las hachas y mientras unos terminábamos de pelar bien el "mayo" ya que venía sin corteza porque se llevaba a "rastras", otros preparaban los "estayes" atándolos para hacer con ellos dos horquillas; cada una de una medida.

Una vez preparado el agujero, el "mayo", los "estayes" y las horquillas; estaba todo listo para levantarlo.

Se empieza a levantar a mano sobre las dos horquillas de roble hasta una altura en la que los mozos puedan colocarle los siguientes objetos:

1.- Un gallo en la punta; que era un trozo de madera con plumas con forma de gallo con un agujero por el que se sujeta. Ahora es metálico.

2.- Una espada y un bastón (aunque pueden considerarse dos espadas) clavadas en aspa al tronco del mayo.

3.- Un ramo de olivo bendecido el "Día de Ramos" sujeto al tronco.

4.- Una vela bendecida el "Día de Candelas" encendida y sujeta al ramo de olivo.

Cuando ya todo está preparado se procede a izarlo. Una de las personas con más práctica va ordenando los movimientos que debe hacer cada grupo; esto es muy importante.

Las mujeres animan a cada movimiento al grito de : ¡arriba "mayo" tente tieso que yo me caigo!

Una vez está izado, se sujeta bien para que aguante hasta el Día de "Jueves Santo" siguiente.

En la época inicial, una vez subido íbamos a almorzar a casa del "mayordomo" y a continuación pedíamos por el pueblo y al son de una acordeón se recogía dinero, chorizo, tocino, huevos, etc; para a continuación ir a comer, disfrutar de un buen baile de tarde y por la noche de una animada cena; celebrado todo ello en casa del "mayordomo".

Como era mucho jaleo hacer todo eso en casa de los "mayordomos" tanto el "Día del Mayo" como el "Día del Carnaval", empezamos a hacerlo en la taberna.

Una anécdota curiosa ocurría ese día: como durante el mes de mayo las mozas no dejaban el rosario, se encargaban los mayordomos de llevar dos "puricos" al cura para pedirle que rezara el rosario a las tres de la tarde y así dejar libre la hora del baile; que sin mozas no tenía gracia.

Muchos nos preguntan por el significado del "mayo" y para mí es muy difícil explicarlo. Por lo que hemos oído a nuestros abuelos, parece que hay una mezcla de religioso y pagano: el ramo de olivo y la vela bendecidos por un lado, y el gallo y las espadas por otro. Lo cierto es que tenían mucha fe en él.

Sirva como anécdota que el año 1928 como había escépticos, se dejó de celebrar la fiesta y resultó que el día 31 de mayo de ese año cayó tal pedregada que arrasó los campos. Por lo que ya no se dejó de levantar hasta 1952.

Hay que repasar cómo eran o qué se cultivaba entonces en Larraona; por un lado estaban los cereales: trigo, cebada, avena y centeno; y por otro patata, maíz, remolacha y mestos (yero, arvejuela, alholva). Para facilitar el aprovechamiento de rastrojo era costumbre sembrar cada año el cereal al este y el "tardío" al oeste; alternando cada año para así facilitar el cuidado del ganado y su mejor aprovechamiento de todo el pasto en esa zona.

Como el "mayo" se ponía siempre en el pueblo, se tenía mucho cuidado al levantarlo para que el gallo mirara siempre hacia los campos de cereal y protegiera las cosechas".