sábado, 31 de enero de 2009

38) Camilo Sancho, fotógrafo y pintor.


Larraona. Vista de la población desde el noreste.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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CAMILO SANCHO LOSCOS, FOTÓGRAFO Y PINTOR.
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1.- INTRODUCCION.
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Entre los artistas contemporáneos relacionados con Larraona hemos mencionado en entradas anteriores de este blog a Jesús García de Baquedano por la realización de la placa relivaria en piedra dedicada a la Crucifixión de Cristo, situada en la hornacina existente sobre la portada norte de la iglesia de San Cristóbal de Larraona (entrada nº 23 ), por la labra de una estela funeraria cristiana ubicada junto al ábside de dicha iglesia (entrada nº 29 ), y por los escudos en piedra y tallas en madera realizados en dos casas de la población (entrada nº 30). Aunque su profesión habitual no sea la de escultor, ha dejado bellas piezas relivarias con evidente ánimo de perdurar.
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Otro de los artistas que es preciso mencionar en la población es Camilo Sancho Loscos nacido en 1908 y fallecido en 1998. Su matrimonio con Julita Sáez de Jáuregui Uriarte, natural de Larraona, nacida en 1910 y fallecida en 2004, fue el motivo de la relación de Don Camilo con esta localidad. Los restos de ambos reposan en el sosiego y quietud del cementerio de Larraona. Era habitual ver en la población, especialmente durante los veranos, al matrimonio y a sus hijas gozando en su estancia estival de las suaves temperaturas del entorno amescoano en la hermosa casa que la familia posee junto a la iglesia parroquial, casa que hemos analizado por sus bellas portadas y blasones en la entrada de Arquitectura doméstica y heráldica de este blog (entrada nº 30).
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Don Camilo, buen hombre donde los haya, de amena conversación y perspicaz inteligencia, se dedicó a la fotografía en el estudio de Zaragoza que tenía con otro socio en el conocido "pasaje Coso", de vieja raigambre en la ciudad, hoy desaparecido, fagocitado por uno de los más renombrados hoteles de la capital del Ebro, el "Hotel Alfonso". Su hija Blanca se integró también tempranamente en el estudio fotográfico continuando la actividad tras el fallecimiento del padre; recientemente se ha jubilado aunque suponemos mantiene la pasión y querencia por el mundo de la fotografía que desde niña le infundió su padre.
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Incluimos en este trabajo unas pocas fotografías, las únicas de que disponemos en estos momentos, realizadas en blanco y negro, dos de ellas del año 1966 y el resto de 1982, como muestra de la profesionalidad y buen hacer de Don Camilo y de su hija Blanca.
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Pero además de la fotografía Don Camilo tenía otras pasiones que llenaban su espíritu y satisfacían su alma inquieta y curiosa, entre ellas la pintura. Aprovechaba sus estancias veraniegas en Larraona para pintar paisajes, casas de la población, vistas y rincones peculiares de la misma, y todo aquello que creía digno de perdurar en el tiempo. Incluimos en este breve trabajo varios cuadros (solamente hemos podido acceder a cuatro de ellos) pintados al óleo sobre lienzo y algunos detalles de los mismos como reflejo de la calidad de su pintura. Son cuadros de pequeño tamaño, paisajes y vistas naturalistas de edificios de la población, sin que en ellos incorpore el elemento humano, lo cual otorga a los mismos una serenidad, una calma, un silencio y una congelación del tiempo, que en cierta manera, y en ese exclusivo aspecto, evoca la pintura de Giorgio de Chirico en su época más reconocida, el periodo metafísico de principios del siglo XX, y evoca en esa sensación de intemporalidad, quietud y silencio a la obra de Paul Delvaux y de Edward Hopper. Evidentemente la iconografía y el formalismo pictórico de Camilo Sancho están alejados de estos pintores por su estricto realismo naturalista, por la ausencia en su pintura de referencias arquitectónicas clasicistas y ambientes oníricos del gusto de Giorgio de Chirico y Delvaux, y de personajes solitarios, desarraigados, propio de los tres maestros.
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Desconocemos si se interesó por otros géneros pictóricos, escenas costumbristas, retrato, bodegón, pintura histórica, religiosa, mitológica, etc. y si utilizó técnicas pictóricas distintas al óleo, como por ejemplo acuarela, gouache, temple, pastel, acrílico, etc.
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Su profesión de fotógrafo le impulsó, posiblemente, a usar la fotografía como base de su pintura siendo su obra seguramente una combinación de plenairismo, o pintura al aire libre, "plein air" , tan característica de la Escuela de Barbizón francesa y del impresionismo, y trabajo de estudio o de taller.
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El uso de la técnica del óleo que dominaba con soltura, le permitió reflejar con fidelidad materiales, texturas, ambientes, atmósferas. Su afán meticuloso plasma con verosimilitud los detalles a la manera flamenca, pero en determinados aspectos recurre a la técnica impresionista, con pincelada suelta, por ejemplo en la pintura de las flores que ornamentan ventanas y balcones de Larraona. Gusta del color y de las seductoras policromías pero bajo ellas se percibe un férreo dibujo aunando el deleite por la luz y el color, tan característico de los pintores venecianos, y el gusto por el dibujo, más propio de los florentinos y romanos del Renacimiento.
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2.- BREVE CATÁLOGO DE PINTURAS DISPONIBLES.
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Larraona. Firma del Pintor Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Vemos la firma del pintor perfectamente legible. Una "C" mayúscula prolonga en horizontal su parte inferior a modo de lecho para el nombre y el apellido cual si de una embarcación se tratara. La "S" mayúscula, de trazo sigmoidal, parece imitar la postura de impulso de un remero cuya propulsión manual empuja la canoa de la vida hendiendo su proa, con decisión, en las procelosas aguas de la existencia. Es visible la urdimbre del lienzo levemente manchada por suaves pinceladas polícromas.
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Larraona. Vista de la población desde el noreste.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor : Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Vemos una hermosa imagen de la población de Larraona, en picado, a vista de pájaro, desde el noreste. Apreciamos parte del caserío en las proximidades de la iglesia parroquial, y los fecundos y bien cuidados huertos del entorno. Al fondo observamos el templo de San Cristóbal cuyo perfil caracteriza y personaliza de forma determinante la visión urbanística y paisajística de Larraona. En último término vemos la cadena montañosa de Lóquiz cuya silueta se recorta sobre un cielo azul salpicado de nubes grisáceas y blancas. Entre el casco urbano y el monte apreciamos los campos de cereal amarillentos, signo de que la fotografía base de la pintura, y posiblemente la propia obra pictórica, fueron llevadas a cabo en época estival. El autor de la fotografía fue, al parecer, José Luis Gómez Ruiz de Larramendi, hermano corazonista, quien la tomó desde el piso alto del enorme caserón situado junto a la fuente pública principal de Larraona, caserón típico del valle que ostenta en su fachada sur un magnífico blasón barroco de los Eulate; concretamente se tomó la foto desde la parte central del gran edificio mencionado de la que era titular el abuelo Domiciano, personaje célebre y querido en Larraona, experto en trabajos de cestería, lamentablemente ya fallecido.
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Larraona. Vista de la población desde el noreste. Detalle.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Vemos en este detalle del cuadro anterior la inmensa mole de la iglesia con su recia torre campanario vigilando la población. Apreciamos el ábside del templo orientado al este, la nave de la iglesia, la torre campanario con sus cuatro arcos de medio punto que cobijan las campanas de bronce, la torre helicoidal, al noroeste, que alberga una escalera de caracol que permite el acceso a la parte superior de la iglesia, y observamos también los edificios que rodean y conforman el espacio de la plaza de la iglesia, el frontón de pelota, al oeste, apenas visible su coronamiento, las antiguas escuelas, hoy sede de la sociedad y del consultorio médico, situadas al este, y una hermosa casa de dos cuerpos, de planta rectangular, adosados de forma angular que cierran la plaza por el norte.
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Larraona. Vista general de la fachada este de una casa de la población.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Vemos una de las casas de la localidad situada en la calle principal que conduce al frontón y a la iglesia parroquial de San Cristóbal. Concretamente apreciamos la fachada este y parte de la fachada norte cuyo recorrido curvilíneo se adecúa al trazado de la calle que la abraza y que desciende al paraje de Mocare. La casa está construida con mampostería revocada y blanqueada mostrando en sus esquinas sillares con los perfiles remarcados mediante pintura. En la planta baja apreciamos la puerta del garaje, la puerta principal y una ventana todas ellas adinteladas. En la planta superior vemos un gran balcón corrido y dos grandes ventanales que simulan mediante pintura gris azulada, en sus jambas y dintel, un despiece de sillares y una gran dovela clave trapezoidal, en forma de cuña. En la fachada norte se aprecian tres ventanas ornamentadas de forma similar a los ventanales del balcón descritos. Lo más sugerente de la imagen es la hermosura y colorido de las innumerables macetas floridas que adornan el balcón y la ventana inferior. El grueso empaste de las flores contrasta con la ligera pincelada que se aprecia en el resto del cuadro, y el orden clasicista de los diversos elementos de la fachada contrasta igualmente con el desorden caótico, impresionista, de la maraña florida que se desparrama gozosa por doquier. Las sombras proyectadas por los edificios y la ausencia de personajes recuerdan en cierta manera, como hemos indicado anteriormente, a los cuadros silenciosos e intemporales de Giorgio de Chirico.
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Larraona. Vista de la fachada este de una casa de la población.
Detalle de puerta y ventana florida.
Pintura al óleo sobre tabla. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Por la posición de las sombras proyectadas es evidente que el sol se encuentra en el sureste, obsérvese para confirmarlo la tímida sombra, de trazo temeroso, que proyecta la maceta solitaria situada a los pies de la puerta principal de aluminio. Incidimos de nuevo en el chorro de color en eclosión deslumbrante que ilumina el balcón y la ventana.
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Larraona. Vista de la fachada este de una casa de la población.
Detalle de la parte central del balcón.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Obsérvese cómo la urdimbre del lienzo es perceptible, por la suave pincelada, en cualquier parte del cuadro salvo en las flores donde el pintor derrocha empaste, otorgándoles plasticidad y volumetría.
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Larraona. Vista de la fachada este de una casa de la población.
Detalle de la parte izquierda del balcón.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Frente al clasicismo general, en la representación de las flores el pintor muestra una técnica impresionista basada en manchas yuxtapuestas de color diverso que vistas en la proximidad se desvirtúan, mostrándose como simples manchas de color desordenadas, pero que en la lejanía el ojo las transforma y recompone en flores de bellísimos pétalos.
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Larraona. Vista de la población desde el sur. Al fondo la sierra de Limitaciones.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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El pintor ha representado una vista de Larraona desde el frontón centrándose fundamentalmente en la casa de primer término de marcada horizontalidad y distribución lineal de vanos. Al fondo vemos un gran nogal de abundante fronda verde, varias casas de la localidad, y la aldaya de Larraona, coronada por la característica cresta rocosa en que culmina la sierra de Limitaciones, propiedad exclusiva de los dos valles amescoanos, cuyo perfil se recorta sobre un cielo luminoso, blanco y azul. En esta composición el pintor muestra su profesión de fotógrafo en el encuadre que ha realizado. No le importa cortar visualmente el nogal de la izquierda o la casa de la derecha, como era también característico en los pintores impresionistas y post impresionistas del último tercio del siglo XIX influidos por el grabado japonés. Recuérdese por ejemplo alguno de los encuadres en los temas de bailarinas de Edgar Degas.
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Larraona. Vista de la población desde el sur. Al fondo la sierra de Limitaciones.
Detalle.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Nuevamente observamos el gusto del pintor por reflejar de forma naturalista los elementos representados, su preferencia por los colores fríos y la representación de las sombras proyectadas.
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Larraona. Vista de la población desde el sur. Al fondo la sierra de Limitaciones.
Detalle.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Vista de la población desde el Sur. Al fondo la sierra de Limitaciones.
Detalle.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Vista general de las fachadas oeste y sur de una casa de la población.
Pintura al óleo sobre lienzo. Autor: Camilo Sancho.
(Foto de Jesús Díaz).
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En este cuadro el pintor ha representado la hermosa casa que delimita el espacio del frontón por su parte sur. En lugar de optar por una vista frontal de la fachada principal el pintor ha realizado una representación en escorzo, con una fuerte perspectiva y profundidad desde el oeste. La horizontalidad del edificio, de planta rectangular con un cuerpo adosado en forma angular, se refuerza con el zócalo y las dos líneas paralelas de vanos que tienden a confluir en un punto de fuga situado a media altura en la parte derecha del cuadro. El punto de mira escogido le permite representar la bella volumetría prismática del edificio. Nuevamente observamos el gusto del pintor por la representación de las flores, de tonos amarillos y rojos, posiblemente pensamientos y rosas, que ornamentan las ventanas rectangulares, la huerta situada a la izquierda y la terraza posterior de la casa apenas vislumbrada. El punto de vista "di sotto in su", de abajo hacia arriba, otorga a la casa una especial grandiosidad. El perfil quebrado del tejado se recorta sobre un cielo azul. A la izquierda apenas se advierte la espesura y verde frondosidad de la aldaya, falda boscosa de la sierra de Limitaciones y de la meseta de Urbasa. El pintor ha representado la misma casa que en el cuadro anterior, pero en un momento posterior ya que ha sido exteriormente transformada y embellecida: zócalo de piedras, revoque granular, adecentado de los esquinales de sillares, y pintado.
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3.- BREVE CATALOGO DE FOTOGRAFIAS DISPONIBLES.
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Larraona. Fotografía de dos niños frente a una casa de la población.
Autor: Camilo Sancho. Año 1966.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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Si en la pintura don Camilo prescinde de la representación de personajes, en la fotografía son éstos precisamente los que predominan. Vemos en esta hermosa imagen a dos niños de la población ante la que posiblemente sea su casa. El mayor, con mirada tímida, serio y encorbatado, muestra una aparente mayor responsabilidad y toma del hombro, con gesto protector, a quien posiblemente es su hermano pequeño; éste mira con más desparpajo a la cámara y quizás harto de posar insta al fotógrafo, con su mirada atrevida, a que termine ya pues tiene que ir a jugar, rascándose la entrepierna de forma natural, sin pudor alguno. Ambos visten pantalón corto, lo que indica que la foto fue tomada seguramente en verano, y calzan vistosos zapatos de charol sobre calcetines blancos. El pequeño luce un niqui a rayas con ribetes blancos y de su pantalón cuelga un llavero. El mayor luce camisa blanca con corbata. Son afortunados evidentemente por el buen gusto de su madre para asignarles una indumentaria idónea para un día festivo. Al fondo vemos una casa de mampostería con esquinales de sillería, una portada arquitrabada con dintel monolítico, dos ventanas apenas vislumbradas, la de abajo con rejería protectora, y un balcón rectangular en la planta superior desbordado por el bosque de claveles que de él penden. Al lado de la puerta de acceso a la vivienda un tronco prismático sirve de asiento, para goce de apacibles tertulias, gratas conversaciones, o para simple descanso contemplativo, en las tardes y anocheceres estivales cuando la brisa acaricia los cuerpos y rostros ávidos de frescura refrescante.
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Larraona. Primera comunión de un niño de la población.
Lugar: pórtico sur de la iglesia de San Cristóbal.
Autor: Camilo Sancho. Año 1966.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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Vemos una fotografía en la que una familia de la población celebra la Primera comunión del hijo mayor, ya representado con su hermano pequeño en la fotografía anterior. El lugar corresponde al pórtico sur de la iglesia parroquial de Larraona, concretamente a la escalinata de acceso al vestíbulo que cobija la hermosa portada románica. Una gran puerta de madera con herrajes vistosos cierra el vano de piedra en forma de arco carpanel. En un primer término vemos a los dos niños de la familia y en planos posteriores apreciamos las figuras de dos monjas, probablemente tía de los niños la más joven y tía de la esposa la de edad madura. En último término vemos, seguramente, a los padres de los niños. Todos representados de pie en actitud de pose fotográfica, pero rompiendo con sus miradas y sonrisas la rigidez del momento. El niño mayor, auténtico protagonista del evento religioso, lanza a la cámara una mirada reservada, azorada quizás, y esboza una leve sonrisa que muestra la alegría y el orgullo de sentirse centro de las miradas y del gozoso acontecimiento que celebran. Viste túnica blanca ceñida en la cintura mediante un cíngulo, y guantes blancos, y lleva en sus manos un libro; un rosario cuelga de su muñeca izquierda y un crucifijo de madera de su cuello. El niño pequeño luce camisa blanca, corbata, pantalón corto con cinturón elástico y hebilla metálica. Cierra los ojos, cansado y hastiado ya de las poses, no entendiendo esa insistencia de los mayores en que se esté quieto y no se mueva, cuando lo natural para él es la acción dinámica, el movimiento y el juego con su hermano y con sus amigos. La monjita más joven, con amplia sonrisa, apoya su mano derecha sobre el hombro del niño mayor en actitud cariñosa y protectora. La monjita de más edad sostiene entres sus manos la cabeza inquieta del niño pequeño mostrando una sonrisa tamizada por la edad y la experiencia. Ambas monjas parecen lucir la indumentaria característica de las Hermanas de la Providencia. La madre guapa y elegantísima, airosa y gallarda como una actriz de cine, viste un traje de chaqueta, adornada con un broche, y falda en forma de tubo que cae hasta las rodillas, muestra un vistoso peinado con moño, seguramente preparado concienzudamente para la ocasión por ella misma. Calza unos zapatos de tacón mostrando sus piernas esbeltas. Su aspecto orgulloso y altivo no muestran sin embargo jactancia o engreimiento vanidoso, sino alegría legítima por la situación. El apuesto padre, vértice de la composición fotográfica en pirámide, sonríe contento y feliz. Viste un refinado traje luciendo en su chaqueta un bolígrafo metalizado. Sobre la exquisita camisa blanca se recorta una corbata oscura. Su pulcra vestimenta denota su buen gusto y seguramente el cuidado de su esposa en mostrase ambos acicalados y bien arreglados para la situación. El fotógrafo ha sabido captar la psicología y el alma de los personajes.
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Larraona. Foto de la primera comunión de un niño de la población.
Lugar: Pórtico sur de la iglesia de San Cristóbal.
Autor : Camilo Sancho. Año 1966.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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Esta fotografía muestra a los mismos personajes reflejados en la anterior y celebrando el mismo acontecimiento, la Primera Comunión del hijo mayor. Sin embargo la ubicación es diferente; la foto está tomada frente al muro este de la torre-campanario de la iglesia parroquial de Larraona, viéndose al fondo el frontón y un arbolito de frondosa copa. El niño mayor muestra en su rostro resignación deseando íntimamente que termine la sesión fotográfica, el niño pequeño muestra ya en su rostro, un tanto retador y agresivo, y en sus manos que parecen van a entrar en acción, una determinación de que "hasta aquí hemos llegado y lo siento pero yo me voy a jugar os guste o no". Los personajes mayores muestran de nuevo la alegría de la ocasión, sabiendo que la cámara y el buen hacer del fotógrafo Don Camilo van a inmortalizar el evento feliz y gozoso que están viviendo.
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Foto de una orla de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Promoción 1977-1982. Vista general. Año 1982.
Autor: Camilo Sancho y Blanca Sancho.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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Vemos en esta fotografía una de las típicas orlas que los licenciados universitarios realizan tras finalizar la carrera. Bajo el nombre en rojo de la Facultad vemos en la primera línea a parte del profesorado y en las siguientes los rostros y nombres de los licenciados. En el ángulo inferior izquierdo observamos la imagen de una factoría cementera, una de las actividades económicas en relación con la titulación de los licenciados fotografiados.
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Foto de una orla de la Facultad de Ciencias y Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Promoción 1977-1982. Año 1982.
Detalle de uno de los licenciados.
Autores: Camilo Sancho y Blanca Sancho.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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En esta imagen vemos la foto de uno de los estudiantes ya licenciados representado en posición de tres cuartos tendiendo casi a la frontalidad. Elegantemente vestido, como el resto de sus compañeros, con camisa blanca, corbata y cubrehombros de seda, muestra una mirada cálida, optimista, con deseo de encarar los tiempos venideros y sus retos, intuyendo, probablemente, el pródigo futuro que le espera. Parece un muchacho de la ribera de Navarra, quizás de Carcar aunque es mera intuición fantasiosa de quien esto escribe. Los fotógrafos han sabido captar el carácter amable y el alma bondadosa del recién licenciado.
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Foto de una orla de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Promoción 1977-1982. Detalle de uno de los licenciados.
Autores: Camilo Sancho y Blanca Sancho. año 1982.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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Vemos en la imagen la fotografía de otro de los licenciados universitarios, con la misma indumentaria y también en posición de tres cuartos aunque más acentuada que la anterior. La cuidada cabellera negra de pelo fuerte e hirsuto del joven, hoy seguramente ya canoso, contrasta con la tersa palidez de su rostro. Sus bellos rasgos casi arquitectónicos, esculpidos a cincel, de marcada angulosidad, su leve sonrisa pícara, su mirada tibia e inteligente vislumbrando las alegrías futuras, sus labios entreabiertos dispuestos a lanzar una frase en euskera, inducen a pensar que estamos ante un joven de la zona de la Barranca de Navarra, posiblemente de Echarri Aranaz aunque el lector sabrá perdonar al autor de estas líneas atrevidas si lo dicho no se ajusta a la realidad.
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Foto de una orla de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Promoción 1977-1982. Detalle de uno de los licenciados.
Autores: Camilo Sancho y Blanca Sancho. Año 1982.
(Fotografía escaneada por Jesús Díaz).
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Otro ejemplo de joven licenciado, tomado al azar como el resto de imágenes que exponemos, nos muestra a un muchacho de rostro redondeado y perfiles suaves; su expresión tranquila y su dulce mirada están transidas de serenidad, sosiego y quietud, pero al mismo tiempo denotan inocencia y candor, reflejo de un hombre bueno, sin dobleces, abierto y expansivo. Su pelo corto y las leves entradas frontales quizás anticipan un despoblamiento más intenso en años posteriores, pero también pueden indicar una fina inteligencia que prescinde de elementos secundarios exteriores. Son destacables sus cejas arqueadas que protegen su mirada, su nariz breve y sinuosa, sus labios carnosos de finas comisuras a punto de esbozar una sonrisa, su breve cuello quizás indicio de una estatura no demasiado elevada. Un joven en fin digno de ser, quizás, de la Ribera navarra y por qué no de Lerín, pueblo de vieja historia y condes renombrados, que se alza altanera y arrogante (con la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en primer término) sobre una atalaya natural del terreno vigilando la rica vega del río Ega que se desliza serpenteante a sus pies, fecundando huertas y campos del entorno.
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Larraona. Foto de una orla de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Promoción de 1977-1982. Detalle de uno de los licenciados.
Autores: Camilo Sancho y Blanca Sancho. Año 1982.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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Otro joven representado en la orla es el que vemos en esta imagen, de rostro ovalado y suaves rasgos físicos, con mirada decidida y resuelta, signo de su carácter preparado para superar cualquier dificultad que el Destino le depare. Su pelo ondulado deja ver una frente despejada y señorial señal evidente de su inteligencia, de su sagacidad y sutileza. Aunque el autor de este texto lo desconoce por completo podría ser un buen espécimen de joven amescoano de Larraona, audaz y emprendedor, posiblemente amante en sus ratos de ocio de la horticultura.
Foto de una orla de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Promoción de 1977-1982. Detalle de uno de los licenciados.
Autores: Camilo Sancho y Blanca Sancho. Año 1982.
(Foto escaneada por Jesús Díaz).
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Mostramos finalmente la imagen de este licenciado de poblada melena, mirada osada, pobladas cejas y sonrisa animosa, seguramente oriundo de Améscoa, quizás también de Larraona. Probablemente le seduce el arte, la mitología clásica y tantas otras cosas dignas de ser amadas.
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Debiera aparecer en la orla, dicen, la fotografía de un muchacho, guapo, esbelto y de estilizada figura, de rubios cabellos ensortijados, de palabra fácil, ingeniosa y pletórico de humor, originario de Arellano, población ubicada en las faldas de Montejurra, monte situado en las proximidades de Estella (Navarra), pero por la circunstancia que fuera no dejó su imagen en esta orla para la posteridad. Arellano población famosa por la villa romana de las Musas, por su magnífica iglesia parroquial con la advocación de San Román, y por su ermita dedicada a la Virgen de Unzizu, al parecer le debe entre otras cosas, comentan, el espléndido frontón municipal en la época en que fue alcalde de la población.
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En conclusión vemos que los fotógrafos, Camilo y Blanca, saben captar de forma maravillosa el carácter de las personas, su espíritu, su alma interior reflejada en los rostros, en las miradas, en las sonrisas, en los rasgos físicos reflejados y aprehendidos de una determinada manera y no de otra. Imprimen con su experiencia y profesionalidad, con los ángulos de enfoque de la cámara, con las luces y las distancias, con el revelado, etc. una dulzura delicada y amable a las figuras. Se nota su mirada afable y cariñosa hacia la persona fotografiada. Implican su ser en el trabajo fotográfico que realizan deseando y consiguiendo mostrar lo más hermoso, lo más digno, lo más auténtico de cada persona.

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