viernes, 9 de enero de 2009

18) Larraona, El castillo de Artajo.


Larraona. Monte "El Castillo" visto desde el término de San Jorge. Su agudo perfil individual se recorta sobre la cadena montañosa de Lóquiz que percibimos al fondo . El castillo de Artajo probablemente se construyó hacia 1200 y se utilizó, quizás, hasta 1460. El paraje situado al suroeste del monte se denomina "Artasubiela", en relación con el nombre del castillo "Artajo", "Artaxo", "Artaso". (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Vista desde el oeste en un atardecer estival.
(Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Vista invernal desde el norte. (Foto de Jesús Díaz).
El río Uiarra discurre caudaloso lamiendo sus pies en las proximidades del pozo de Bolborra.

Larraona. Monte "El Castillo". Vista general desde el suroeste ascendiendo por el camino de Artasubiela. (Foto de Jesús Díaz).
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Larraona. Monte "El Castillo".Vista general desde el suroeste. Pico sobre el que se hallaba la fortaleza.(Foto de Jesús Díaz).
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El monte "El Castillo" se eleva altivo y señorial en la cadena montañosa de Lóquiz luciendo orgulloso la corona de piedra sobre la que se asentaba el castillo medieval de Artajo. Los bosques de hayas brotan generosos en sus laderas escarpadas y empinadas a modo de manto real.

LARRAONA. MONTE "EL CASTILLO".
CASTILLO DE ARTAJO.


1) Introducción. Castillos y fortalezas. Guerras del Reino de Navarra contra Castilla y guerras civiles. Valor estratégico del castillo de Artajo.
2) Algunas referencias documentales archivísticas sobre el castillo de Artajo.
3) Vistas de la cumbre desde Artasubiela.
4) Superficie de la cima.
5) Vestigios de una construcción rectangular.
6) Vestigios de muros perimetrales.
7) Vista estratégica del valle de Améscoa y del corredor del río Uiarra.
8) Vista estratégica de Contrasta, primera villa castellana en la frontera de los reinos de Navarra y Castilla. 9) Vista estratégica de Larraona.
10) Vista estratégica de Aranarache.
11) Vista estratégica de Eulate.
12) Vista estratégica de San Martín, Artaza y Urra.
13) Entorno del castillo medieval.

1) INTRODUCCIÓN.

En las proximidades de Larraona, formando parte de la cadena montañosa de Lóquiz, se alza el monte, de agudo perfil y salvaje naturaleza, llamado "El Castillo". Por sus pies discurrre el río Uiarra que corre paralelo al valle, por su costado sur, hasta desembocar, a la altura de Baríndano, en el río Urederra.


Si nos dirigimos al río desde el núcleo urbano de Larraona, bien sea por el camino del Molino-San Jorge o por el camino de Urdaida, nos topamos con la mole impresionante del monte "El Castillo".

Su nombre deriva de la existencia del castillo Artajo de origen medieval, hoy en día pura ruina, en su cumbre. La imaginación popular ha querido ver en ese castillo , sin fundamento histórico alguno, ocupantes sarracenos que en su tiempo fustigaban militarmente a la cristiana Larraona. La realidad, sin duda está alejada de esa hipótesis pues parece evidente que los musulmanes tras su entrada en la península ibérica en el año 711 y después de la derrota de Don Rodrigo y su ejército visigodo en la batalla del río Guadalete, no alcanzaron, ni mucho menos dominaron, los valles amescoanos. Ni la toponimia, ni la arqueología, ni el arte, ni la historia, etc. muestran impronta o vestigios de la cultura y de la civilización musulmana en estas tierras montañosas y abruptas de difícil acceso para los diversos pueblos conquistadores, como sí muestran restos, por ejemplo, del mundo romano (lápidas funerarias que analizamos en otra entrada de este blog).


Juan José Martinena Ruiz (reconocido investigador en quien nos basamos en muchas de las consideraciones de este apartado) en su obra Castillos Reales de Navarra (Siglos XIII al XVI), publicada por el Gobierno de Navarra, Pamplona, 1994, p. 681, incluye el castillo de Larraona en el Anexo II "Localización de castillos en despoblado" y escribe literalmente lo siguiente : "Artajo". "En Améscoa, en un monte próximo a Larraona, sobre el barranco de Aramago. Su emplazamiento, de difícil acceso, se conoce todavía con el topónimo genérico de Castillo. Fronterizo con Alava por la parte de Contrasta. Son reconocibles, entre la vegetación, vestigios de muros y al menos de una torre de planta circular".


Ya en la documentación de época medieval se diferencian, los vocablos fortaleza y castillo. Se consideraba fortaleza el recinto amurallado o cerco defensivo de una villa para diferenciarlo del castillo en sí, propiamente dicho. En una interpretación amplia se entendía como fortaleza cualquier construcción fortificada que carecía de alcaide pagado por el rey o que carecía de la entidad suficiente para considerarse como castillo (Martinena, op.cit. p. 154). Además, y a diferencia de los castillos, la mayoría de las fortalezas no se erigían expresamente con finalidad defensiva sino que se aprovechaba la existencia de otras construcciones (iglesias, palacios, edificios altos y sólidos, etc.) para adaptarlos a ese fin militar, por lo que tenían carácter provisional y se ponía a su mando a un hidalgo de la comarca, con título de capitán, y no a un alcaide del rey. Ese capitán se hacía responsable de la defensa de la fortaleza y de los víveres, armas, munición, dinero , etc. enviados por los comisarios reales.


Las noticias sobre fortalezas en Navarra se multiplican en la documentación archivística con ocasión de la guerra de Navarra contra Castilla en 1429 y 1430 ( y en menor medida en la guerra anterior del año 1378) y dichas fortalezas se repartían en las merindades de las Montañas y de Estella para afrontar posibles ataques castellanos contra el Reino de Navarra desde Guipúzcoa, Alava o La Rioja.


Entre las construcciones defensivas de la merindad de Estella figuraban algunas de Améscoa, la de Larraona, guardada por Ramiro de Baquedano y por el abad de Mirafuentes con 10 ballesteros, la de Eulate que contaba con 20 ballesteros al mando de Juan Ramírez de Baquedano y la de San Martín de Améscoa que tenía para su defensa 18 ballesteros, al frente de los cuales estaba Beltrán de Baquedano. Fueron principalmente los linajes autóctonos de los Baquedano y los Eulate, apellidos que afortunadamente se conservan, los que se ocuparon de la defensa de estas tierras  bien sea por intereses o por sentimientos, o por ambas razones.


Algunas de estas fortalezas y castillos disponían ya de artillería de fuego y pólvora además del armamento convencional que seguía siendo la ballesta. Las fortalezas y castillos cumplieron su función militar principalmente en los momentos de enfrentamiento bélico con Castilla, pero también cumplieron su función en tiempos de las guerras civiles navarras entre Agramonteses y Beaumonteses a mediados del siglo XV, a raíz de la muerte de la reina Blanca de Navarra en 1441, y el conflicto sucesorio surgido entre los partidarios del rey consorte Juan II de Aragón y el príncipe de Viana, Carlos, hijo de ambos. En 1452, por ejemplo, se enviaron emisarios a Larraona para que tuvieran preparada la fortaleza ante el ataque que preparaba Juan López de Lazcano.

En general estas fortalezas de la época de las guerras civiles navarras se disponían en torno a la iglesias de las distintas poblaciones que se transformaban provisionalmente en iglesias-fortaleza. En tiempos de Juan de Albret, en 1494, al reiniciarse las hostilidades civiles en el Reino de Navarra, se le dio a Fernando Ramírez de Baquedano la comisión de fortificar y aprovisionar las iglesias de Larraona y Eulate y las fortalezas de Gollano y San Martín.


La iglesia de Larraona conserva actualmente muchos vestigios evidentes de su función militar como fortaleza.


Era frecuente también, que los concejos y ayuntamientos guardasen en estas fortalezas el arca de los privilegios, la documentación del archivo municipal o incluso grano y otros víveres.

Muchas de las torres e iglesias fortificadas fueron "abaxadas" o desmochadas entre 1512 y 1516, tras la conquista del Reino de Navarra por la Corona Castellana, como medida de precaución ante posibles rebeliones.

En Larraona y en época medieval fueron dos las construcciones defensivas con carácter militar, el Castillo de Artajo, sobre el monte "El Castillo", en las proximidades de la población y la propia iglesia parroquial de San Cristóbal. Probablemente fueron importantes las funciones militares del castillo de Artajo hasta 1460, adquiriendo posteriormente más importancia la propia iglesia fortaleza de la localidad.

. Dado el difícil acceso a la cumbre del monte donde esta fortaleza se emplazaba y considerando las vistas excepcionales de carácter estratégico que existen desde la cima parecería razonable pensar que el recinto militar de "El Castillo" fue más bien una atalaya de vigilancia y de transmisión de información, visual o acústica, a la población de Larraona y al resto de localidades del Valle amescoano, especialmente en los enfrentamientos con el Reino de Castilla. Sin embargo las referencias  documentales archivísticas que incluiremos más adelante tomadas de la obra citada de Juan José Martinena Ruiz lo desmienten de forma rotunda. La construcción militar sobre el monte El Castillo fue realmente un castillo en sentido estricto con su alcaide correspondiente, generalmente de los linajes Baquedano y Eulate, linajes del valle . Recordemos que desde finales del siglo XII Sancho VII el Fuerte pierde por conquista parte de Alava que pasa a manos de Castilla; como consecuencia de ello Larraona, y en general todo el valle amescoano, se convierten en zona de frontera con las consiguientes escaramuzas y luchas militares y esa situación de enfrentamiento se prolongó hasta la conquista del Reino de Navarra por la Corona Castellana en 1512, año en que Fernando el Católico utilizó al Duque de Alba como brazo ejecutor de su intervención militar. Las tropas se adentraron desde Salvatierra de Alava (Agurain) llegando a la capital pamplonesa prácticamente en una semana sin apenas resistencia.
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Desde la cumbre del monte "El Castillo" y desde las torres, cuatro al menos,  que en él pudieron existir ( se requeriría una investigación arqueológica al respecto) se observaba a la perfección, y a vista de pájaro, la primera población castellana, Contrasta, y su entorno, se veía a la perfección todo el corredor del río Uiarra que discurre paralelo al Valle por su lado sur, corredor no visible desde las poblaciones por quedar oculto tras los montes ; esta importantísima información visual podía evitar o al menos alertar con rapidez de incursiones castellanas desde Contrasta y zonas aledañas a través del corredor del Uiarra. También se veían, y se ven hoy en día por supuesto, las poblaciones de Larraona, Aranarache, Eulate, San Martín, Artaza y Urra. La rápida información que desde "El Castillo" podía enviarse a toda Améscoa, y además de forma simultánea, tenía un valor estratégico evidente que justifica la existencia de este castillo en un lugar relativamente alejado de Larraona y en la cumbre de un monte abrupto de difícil acceso. Es suficiente subir a la cima del monte y confirmar lo que acabamos de decir, su gran valor estratégico. Hipotéticas atalayas de vigía situadas en la cadena montañosa de Limitaciones, al norte del valle, no podían cumplir la función del castillo de Artajo pues desde esas posiciones no se visualizaba el corredor del río Uiarra, lugar por donde podían penetrar los castellanos hasta el corazón de Améscoa.
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El castillo de Artajo ocupa una extensión relativamente amplia de aproximadamente 300 - 400 m2, extensión que corresponde al máximo espacio disponible en la cumbre del monte. Se trata de un espacio trapezoidal de medidas aproximadas 20x20x15 x20 m. Quedan vestigios del trazado de los muros periféricos y de alguna torre.

2) ALGUNAS REFERENCIAS ARCHIVÍSTICAS SOBRE EL CASTILLO DE ARTAJO.



















Construcción cuadrangular en el centro del castillo de Artajo en Larraona. (Foto de Jesús Díaz).

Incluimos a continuación algunos apuntes documentales referentes al castillo de Artajo de Larraona tomados de la obra mencionada de Juan José Martinena Ruiz Castillos Reales de Navarra (Siglos XIII-XVI).

- Según este investigador la ofensiva castellana de 1460 afectó esencialmente a la merindad de Estella, suponiendo la pérdida de los importantes castillos y villas de Laguardia, San Vicente y Los Arcos que pasaron a poder de Castilla, y la destrucción o el abandono definitivo de otros, entre ellos el de Artajo, en la muga de Alava (pág. 91).

- Según las informaciones  de los epígrafes de obras de las cuentas reales , registradas en Comtos, parece que eran bastante numerosos los castillos que tenían doble recinto amurallado. Es el caso del castillo de Artajo pues en 1352 se obraba en"las menas primeras o sarrazón" del castillo de Artajo; se reconstruía "la torr del cantón sobre las dichas menas, que es la segunda sarrazón", y se rehacían de piedra y calcina "las menas de las dos sarrazones". En El interior de ambos cinturones defensivos, "el somo" o núcleo principal del castillo. El cerco exterior hubo que rehacerlo desde la misma peña, porque "auía seydo mal fecho". (Pág 212.  Reg. 71, folio 232).

- Algunos castillos disponían de torre barbacana, esto es una torre exterior de defensa de elementos concretos (entrada, lienzo de muralla, etc). Es el caso de Artajo en Larraona. En 1280 hay una partida de dinero correspondiente al "adobo de una torr en la barbacana". Pág. 214).

- Hay constancia de la construcción de garitas en los muros del castillo de Artajo en 1382, concretamente se engaritó el lienzo comprendido entre la torre situada hacia Contrasta y la otra torre redonda. (Pág. 222. Reg. 175, fol. 275).

- Cuando el agua no era conducida por canales o cañerías al algibe del castillo, se abrían desagües hacia el exterior para que no quedara embalsada en el terrado, deteriorando el enlosado y originando filtraciones y goteras, señala Martinena. En 1352, se hizo un canal en la torre del castillo de Artajo "por echar l´agoa de fuera" (Pág. 233. Reg. 71, fol. 232).

- Los castillos además de la torre del Homenaje tenían otras torres  menores (conocidas como viztorres ), en los ángulos, en los lienzos de muralla, etc. como sistema defensivo. El castillo de Artajo tenía al parecer cuatro torres situadas en los cuatro ángulos. (Pág. 239). Con la torre del Homenaje serían al menos cinco las torres de que dispuso el castillo de Artajo, y si añadimos la barbacana, seis.

- Dice Martinena que en cuanto al material empleado en la construcción de las viztorres se utilizaba, al igual que en las torres mayores, las fábricas de piedra- a cal y canto- tanto en sillería como en sillarejo y mampostería. También se utilizaba argamasa, tapial o ladrillo, mixtura de piedra y ladrillo e incluso a veces  madera.  En 1382 se reedificó de argamasa una de las torres redondas del castillo de Artajo, que miraba hacia Contrasta. (Pág. 240.  Reg. 101, fol. 25; Reg. 175, fol. 275).

- En ocasiones ocurrían hundimientos en las torres. En 1337 se cayó un torreón del castillo de Artajo, derribando en su caída parte de las casas del castillo. (Pág. 242. Reg. 38. 1, fol. 189).

- Con frecuencia, según se observa en la documentación archivística, se usaban en los castillos, como medio de defensa, los llamados andamios ( a modo de cadalsos, estos de madera, o matacanes, estos de piedra y con ménsulas de soporte). Eran estructuras, en general de madera,  cual corredores o pasillos colgantes, que se adaptaban en lo alto de las torres y muros, en su parte exterior. A veces se adaptaban en la parte interior generando caminos de ronda,  o adarves para la guardia y para comunicación rápida superior, como es el caso del castillo de Artajo en 1352,  año en que se observan partidas dinerarias para "fazer de nueueo, por partes de dentro alderredor, sobre las casas, todos los andamios, que eran desfechos, con vigas et tablas". (Pág. 245. Reg. 71, fol 232).

 Los andamios al ser de madera requerían contínuas reparaciones. Generalmente  empleaban madera de roble. En 1382 se colocaban en Artajo "los andamios de sobre el muro bien anchos, de tablas et maderas de robre". (Pág. 247. Reg 175, fol. 275).

- Las garitas, goaitas o gaytes,  eran utilizadas por el goay o centinela para resguardarse mientras cumplía su misión de vigilancia. Adoptaban planta cilíndrica o cuadrangular y se colocaban en posición elevada generalmente, en los ángulos de los muros y torres o a lo largo de los lienzos de muralla y podían ser cubiertas o descubiertas a modo de balconcillos. Al trabajo de hacer garitas en un muro se llamaba garitar. En 1382 se trabajó en el castillo de Artajo "en goaritar de nueueo el  muro que es entre la dicha tor redonda d´aquí et la otra tor redonda". (Pág. 255. Reg. 141, fol. 12; Reg. 175, fol. 275). Deducimos que había al menos dos torres redondas.

- Los aljibes o cisternas como reservas de agua potable en el interior de los castillos era algo fundamental. Eran grandes depósitos de agua de lluvia, generalmente subterráneos, inpermeabilizados (a menudo con betún) en la medida de lo posible para evitar filtraciones. El agua pluvial se conducía hasta el aljibe mediante canales de piedra o de madera embetunada, desde los terrados y tejados y lugares cuyo pavimento permitía el aprovechamiento del agua. Era frecuente que el aljibe estuviera bajo la torre mayor, a veces excavado en la propia piedra. Se cubría bien con losas o bien con argamasa y piedra picada. Algunos contaban con una segunda cubierta de madera a modo de caseta. Otros estaban rodeados de una tapia. Una de las obras de reparación más habituales en los aljibes era la de betumar , en terminología de la época, o embetunar los aljibes para evitar que el agua se filtrara por los intersticios de las piedras. Para reparar el aljibe de Artajo se compraron en 1344 "teias molidas, merdafierro, calcina, hueuos, con olio et otras cosas necesarias pora fazer betún". La mezcla al parecer se cocía en una caldera con fuego de leña y, para que ligase la masa bien, se empleaban cuerdas de esparto. Periódicamente los aljibes se limpiaban de la tierra y suciedad acumulada para evitar su colmatado. (Pág. 264-265).

- Los castillos contaban también con capilla, bien como pequeño edificio exento u ocupando parte de una torre. En Artajo se trabajaba en 1352 en refazer la torr do está la capieilla en el somo", esto es en la torre mayor. (Pág 299. Reg. 71, fol. 232). En 1366 se recubrió con losa  su capilla. (Pág. 301. Reg. 119, fol 274v).

- Cualquier reparación de los castillos de realengo corría a cargo del erario real, quedando el registro correspondiente en la Cámara de Comptos. Estas reparaciones eran esenciales para mantener adecuadamente los castillos y consumían gran parte de los recursos de la Corona. Las reparaciones más frecuentes de cantería y albañilería consistían en la  reparación de paredes hundidas, el calce y saneado de cimientos para evitar desplomes, el cierre de portillos y forados, la sustitución de piedras dañadas, el recrecimiento de torres y murallas, el arreglo de arqueras, antepechos, almenas, redistribución de dependencias, reparación y prevención de goteras, etc.  En 1352 se abrió en Artajo "la fondamienta ata la peyna biua" (Pág. 317. Reg. 71, fol 232).

- Señala Martinena que los pecheros y labradores de las distintas villas y valles (estaban exentos los hidalgos), venían obligados a trabajar en las obras de fortificación de castillos y bastidas, bien como braceros o peones, o bien en el acarreo de materiales. Esto era regulado por el fuero local, bajo el epígrafe de labores de castieillos, o el más genérico de obras del rey. Si no había norma particular se atendía a lo que disponía el Fuero General en el capítulo XVII, título V del libro III. Aunque a veces estos trabajos se remuneraban, lo más habitual era que a estos peones provisionales se les diera únicamente la costa o conducho (se denominaba ir a pan de almut). Con el tiempo los pueblos fueron redimiendo esas enojosas servidumbres, dice Martinena, concertando con el rey o con la señoría el pago de una determinada cantidad de dinero. Las cuentas de las obras hechas en el castillo de Artajo en 1349 incluyen en el gasto los "jornales de hombres y mugeres de la tierra que tayllaron madera e subían mortero, piedras, agoa, sable, maderas..." (Pág. 326. Reg. 60 fol 232v). También en 1386 se hicieron obras en el castillo de Artajo, trabajando en ellas los labradores de los valles de Améscoa (actual Améscoa baja) y de Arana (actual Améscoa alta), se les pagó en dinero, "contando a pan d´almut XII dineros por cada uno". (Pág.328. Reg. 191, fol. 199).

- La Cámara de Comptos sometía las cuentas de reparación de castillos, al igual que otro tipo de gastos, a un minucioso examen antes de aprobarlas y admitírselas al recibidor o al oficial que las presentaba, junto con los justificantes. En un primer momento se pagaban, al parecer, las obras sin estar terminadas, pero más tarde se hizo requisito imprescindible para la admisión de las cuentas en la Cámara de Comptos el que las obras  hubieran concluido. En 1294 se pagaron las cuentas de Artajo sin estar concluidas "que sunt incepte et non perfecte". (Pág. 355. BNP. Nov. Acq. Lat., cod. 81, fol.33).

- Entre los materiales necesarios para la reparación de los castillos la cal era elemento imprescindible para elaborar el mortero con el cual se ligaba la piedra en las obras de cantería. Las cuentas del castillo de Artajo en 1386 incluyen lo que costó "fazer II fornos de calcina". A veces utilizaban aceite, olio, como combustible. (Pág. 371. Reg. 191, fol. 199).

- Cuando no había posibilidad de realizar talas de madera en el propio lugar se hacían en los montes próximos intentando reducir al máximo los acarreos. Así para el castillo de Artajo se cortó en 1337 madera de los montes de Encía (cadena montañosa de Urbasa). (Pág. 37. Reg. 38.1, fol. 189). Es extraño que no recurrieran al arbolado próximo.

- En cuanto a herramientas y útiles de trabajo (todas las semanas se enviaban a la forja para su aguzado y reparación), en 1382 se compraron para el castillo de Artajo "axadas, axadón et aguillas de fierro". (Pág. 378. Reg. 145, fol. 18 rv; Reg 175, fol 275).

- El alcaide era el funcionario militar a quien el rey encomendaba la guarda o tenencia de un castillo por tiempo indeterminado. En general procedían del estrato inferior de la nobleza, hidalgos o escuderos, que con mucha frecuencia tenían su solar en una villa, lugar, valle o comarca próxima al lugar donde estaba emplazado el castillo que se les confiaba, según apunta Martinena. Así ocurre por ejemplo con los Eulate y los Baquedano en el castillo de Artajo  que entre 1321 y 1429 estuvieron al cargo del mismo.

- Había alcaides que tenían más de un castillo a su cargo. La Cámara de Comptos solía poner reparos al pago de las retenencias cuando uno de los castillos a cargo de un mismo alcaide era de importancia y su guardia requería una mayor dedicación. En abril de 1411, Carlos III El Noble, rey de Navarra, ordenó a los oidores que permitiesen a mosén Gonzalvo de Baquedano cobrar lo correspondiente al castillo de Artajo, en Améscoa, que le había confiado la reina, y se negaban a pagarle alegando que, siendo ya merino y alcaide de Estella, no podía desempeñar más cargas de castillos, señala Martinena. (Pág. 407. CAGN, XXVIII, 969).

- Si un alcaide no podía residir en el castillo que tenía encomendado le sustituía un lugarteniente con sus funciones pero sin la titularidad del mismo. En 1352, Sancho Díaz de Eulate residía en el castillo de Artajo, en la frontera de las Améscoas, guardándolo en nombre de su hermano Fernando Díaz de Eulate, el titular. (Pág. 413. CAGN, II, 386).

- Los alcaides percibían por la guarda de los castillos unos haberes fijos, señala Martinena,  habitualmente en dinero y en trigo, que la documentación de los siglos XIV y XV designa como retenencia. En el castillo de Artajo percibían en el periodo de 1300  a 1310 la cantidad de 8 libras y 40 cahíces. (Pág. 422).

- La guarnición de los castillos era en general reducida y se incrementaba en caso de amenaza aumentando la dotación hasta diez hombres de a pie, peones o ballesteros, como en el castillo de Artajo en 1429-1430 con ocasión  del conflicto con Castilla. (Pág. 475. CAGN xxxvii, 623).

- En cuanto a los víveres que tenían en los castillos, en 1429 se envió al alcaide del castillo de Artajo 99 robos de trigo, 247 garapitos de vino, y 99 libras de carne, para provisión de los doce hombres a su cargo (recordemos que es un año de conflicto con Castilla). Página 484 CAGN, XXXVIII, 875). En tiempo de Cuaresma se comía pescado, salazón, para  respetar la vigilia o abstinencia de carne.

- Las funciones de los castillos eran variadas, militares las principales evidentemente, refugio de personas, bienes y ganados en caso de conflicto bélico, como puntos de comunicación de una línea de castillos, mediante humos de día, fuegos de noche, espejos, banderas, etc. desde sus torres más elevadas; no interesaba el castillo individual sino el conjunto de castillos situados en líneas defensivas intercomunicadas; otra función del castillo era servir como prisión de malhechores, como lugar de ejecución y otras penas corporales ( A Domingo Borra y Pedro Sánchez, roncaleses prisioneros en el castillo de Artajo, se les cortó la lengua, por dar falso testimonio),  como garantía del puntual cumplimiento de tratados, treguas, paces entre reinos ( en 1379 por el tratado de Briones  Carlos II de Navarra  se vió forzado a entregar al infante de Castilla algunos castillos, y varias villas y fortalezas entre ellas la de Artajo, quedaron en posesión del castellano durante diez años como garantía de los pactos de ambas partes. (Págs 573 y 574).

- Según informa Martinena la relación de alcaides del castillo de Artajo en Améscoa, (situado en el monte "El Castillo" de Larraona) es la siguiente: 1277, Juan Martínez de Medrano; 1297, Juan Roiz; 1300, Pedro García de Yáñiz; 1313, Martín Jiménez de Beraiz; 1316, Miguel López de Eraso; 1318, Lope Garraza; 1321, Diago Sánchez de Eulate; 1340, Fernando Díaz de Eulate; en 1360, Diago Sánchez de Eulate; en 1365, Sancho Ramírez de Baquedano; en 1389, id. confirmado por Carlos III; 1410 Mosén Gonzalvo Ramírez de Baquedano; 1428, Lope de Baquedano, ujier de armas; 1429, Guillén de Noain. 1445, Gonzalo de Gollano ( o de Urra); 1457, Martín de Eulate. Posteriormente, hacia 1460,  quizás se abandonó el castillo en favor de la iglesia parroquial de Larraona y otras defensas del Reino navarro.
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3) VISTAS DE LA CUMBRE DE "EL CASTILLO" DESDE ARTASUBIELA.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general desde el suroeste. Detalle de la cumbre.
Aunque las imágenes serían más atractivas estéticamente si hubiesen sido tomadas en primavera o en verano, cuando la vegetación se muestra en todo su esplendor, las escasas estructuras conservadas son más visibles fotografiadas en invierno precisamente por la limitada exuberancia y frondosidad de la vegetación y de las arboledas. Por ello hemos optado por esta alternativa más eficaz aunque menos agradecida visualmente.
La subida al monte "El Castillo" de recorrido más prolongado, pero que exige menor sacrificio y supone un menor riesgo en el ascenso se realiza desde el puente Artasubiela sobre el río Uiarra, en las proximidades del antiguo molino harinero. Es una subida progresiva por la falda más dilatada y extendida del monte. El resto de ascensos implican vertientes escarpadas y peligrosas. Aunque en general las hayas crecen en las zonas altas de las montañas y los robles en las zonas bajas, observamos que en el monte "El Castillo" se invierte, en cierta manera, esta realidad, sus faldas están pobladas de buenos hayedos y en su cima crecen algunos robles aislados como vemos en la imagen superior. La parte suroeste de la cumbre muestra sólidos roquedales cortados muchos de ellos a pico favorecidendo por ese lado la defensa de la fortaleza de forma natural, sin embargo por los demás puntos cardinales se levantaron muros perimetrales de piedra.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general desde el suroeste. Detalle de la cima.(Foto de Jesús Díaz).

Obsérvese, en época invernal amescoana, los robles que crecen en la cumbre del monte con sus ramas sarmentosas y troncos retorcidos, a diferencia de las hayas de troncos rectilíneos y trazados regulares y limpios, que crecen en las faldas del monte que ascienden desde el río y desde Artasubiela.

4) SUPERFICIE DE LA CIMA.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de la cumbre. (Foto de Jesús Díaz).
Una vez alcanzada la cumbre del monte lo que más llama la atención, en cuanto a los vestigios arquitectónicos que se conservan, es un leve montículo en el centro de la fortaleza en cuyo interior se aprecia una pequeña construcción rectangular de piedra cuya función desconocemos, quizás una torre, tal vez un aljibe o cisterna. El hecho de que haya acabado formando un montículo a su alrededor quizás sugiere que se trata de una torre que con el transcurso del tiempo ha ido desmoronandose y cubriéndose de tierra y hierba. En contra de esta tesis puede esgrimirse el argumento de que las piedras no han caido dentro del recinto rectangular (salvo que tuviera cierta profundidad) habiendo quedado este hueco en su interior bien delimitado, con sus muros bien conservados y visibles y el hecho evidente del escaso espacio interior de la construcción como para tratarse realmente de una torre. En contra de la hipótesis de que se tratara de un aljibe puede apuntarse el hecho de que las paredes internas no conservan enfoscado o revoque alguno para evitar las filtraciones del agua almacenada (quizás por el transcurso del tiempo); en su favor juega, no obstante, el hecho de que las cuatro paredes son ciegas sin mostrar vano alguno de acceso al pequeño recinto.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista de la cumbre. (Foto de Jesús Díaz).

 En torno al montículo central parece apreciarse un espacio rehundido, envolvente, como si de un pequeño patio de armas anular o cuadrangular se tratara, delimitado periféricamente por los muros del castillo, muros cuyos restos se observan en todos los lados salvo en el lado sureste que aprovecha las rocas escarpadas del propio monte como defensa natural, según hemos señalado anteriormente.  .
En la actualidad sobre la superficie que ocupaba el castillo medieval han crecido árboles diversos, robles, espinos, etc. que limitan parcialmente la visibilidad, especialmente de la población de Larraona. Evidentemente en época medieval la zona de la cumbre estaría totalmente expedita para facilitar la vigilancia y observación a distancia.


Larraona. Monte "El Castillo". Vista de la cumbre. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Monte "El Castillo".Vista de la cumbre. (Foto de Jesús Díaz).


 5) VESTIGIOS DE UNA CONSTRUCCIÓN RECTANGULAR
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Larraona. Monte "El Castillo". Construcción rectangular. (Foto de Jesús Díaz).

Apreciamos en esta foto la pequeña construcción de piedra que se situa en la parte central de la fortaleza y que hemos sugerido podría tratarse de una torre o de una cisterna. Los cuatro muretes laterales se conservan en buenas condiciones y completos, sin existir un vano de entrada al diminuto recinto. Su espacio interior está rehundido con respecto al entorno inmediato exterior que forma un montículo. Las dimensiones aproximadas interiores son de 2,5 mts de largo x 2 mts de ancho x 1 mt de alto. La humedad y la sombra han generado una capa de musgo que cubre las piedras de los muretes que muestran sus piedras desnudas sin revoque alguno. Al igual que los muros periféricos de trata de paredes de mampostería o como mucho de sillarejo.
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Larraona. Monte "El Castillo". Construcción rectangular. (Foto de Jesús Díaz).

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El suelo uniforme de la pequeña construcción rectangular, ahora cubierto por hoja seca, ha permitido el crecimiento de un árbol alto y recio, de tronco considerable, lo cual sugiere que tiene suficiente tierra y profundidad para su arraigo estable y seguro. Quizás la profundidad real es bastante mayor de la que ahora vemos, habiéndose colmatado ese espacio a lo largo de los años y de los siglos.
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Larraona. Monte "El Castillo". Construcción rectangular. (Foto de Jesús Díaz). Aunque en el ángulo que vemos a la derecha de la imagen parece rebajarse la altura de ambos muros insinuándose un posible vano de entrada, sin embargo se unen en su parte inferior hecho que parece anular esa posibilidad.

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Larraona. Monte "El Castillo". Construcción rectangular. (Foto de Jesús Díaz).

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Larraona. Monte "El Castillo". Torreta rectangular. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Torreta rectangular. (Foto de Jesús Díaz).


. 6) VESTIGIOS DE MUROS PERIMETRALES.


Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).

Como hemos apuntado anteriormente el recinto estaba delimitado por muros de piedra, pues a pesar de los años transcurridos y del abandono del castillo, se conservan restos de los mismos como los que apreciamos en la imagen, compuestos por dos o tres hiladas un tanto irregulares de sillarejo.


Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Fotos de Jesús Díaz).


Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).


Apreciamos en esta imagen el muro perimetral del castillo que se orienta hacia Larraona y el valle amescoano. Se ve perfectamente el trazado rectilíneo del muro y su grosor. Al fondo de la imagen se observa el ángulo noroeste de la fortaleza viéndose en el suelo un espacio rehundido circular, como también ocurre en los ángulos sureste y oeste, con límites anulares más elevados, quizás restos de muros, como si se tratara de pequeñas torrecillas derruidas, quizás más fruto de la imaginación de quien esto escribe que de la realidad.

Larraona. Monte "El Castillo. Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).



Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).
. Por el lado suroeste, como hemos indicado en comentarios anteriores, la fortaleza mostraba una defensa natural mediante la propia roca escarpada y cortada a pico, como observamos en la imagen superior. Al fondo apreciamos la población de Contrasta, la primera villa castellana con respecto a Améscoa, cobijada por el monte Esquivela, hermano gemelo del monte Morube situado más al noreste, en la misma frontera de ambos reinos, el castellano y el navarro. .

Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Restos de muros perimetrales. (Foto de Jesús Díaz).

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7) VISTA ESTRATEGICA DEL VALLE DE AMESCOA Y DEL CORREDOR DEL RIO UIARRA.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general del Valle de Améscoa y del corredor del río "Uiarra". (Foto de Jesús Díaz).

Desde la cumbre del monte, como hemos indicado con anterioridad, se ve con claridad el Valle de Améscoa, y concretamente se ven las localidades de Larraona, Aranarache, Eulate, San Martín, Artaza y Urra. Pero además desde la cima de "El Castillo" se ve el corredor del río Uiarra hasta Améscoa Baja, corredor que no se percibe desde los pueblos del valle ni desde la cornisa de la sierra de Limitaciones, como podemos observar en la imagen de arriba; lo impide la primera línea de montes que limita por el sur con el Valle. La información transmitida desde el castillo salvaba ese grave inconveniente y gracias a su posición estratégica facilitaba que los amescoanos, y sus defensores, en particular, pudieran ser informados con rapidez de posibles incursiones castellanas por ese corredor. Vemos también en esta imagen la balsa de Aranago.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general del valle de Améscoa y del corredor del río "Uiarra". (Foto de Jesús Díaz).


8) VISTA ESTRATEGICA DE CONTRASTA, PRIMERA VILLA CASTELLANA EN LA FRONTERA DE LOS REINOS DE NAVARRA Y CASTILLA.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Contrasta y su entorno. (Foto de Jesús Díaz).

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Desde el castillo de Artajo se divisaba también con claridad y precisión la población de Contrasta, perteneciente al valle de Arana alavés, y su entorno, así como la frontera entre ambos reinos, el castellano y el navarro. Ello permitía controlar los movimientos de tropas o de grupos enemigos, especialmente durante las guerras de finales del siglo XIV (1378) y de principios del siglo XV (1429-1430). La villa de Contrasta fue fundada por Alfonso X el Sabio que le otorgó el mismo fuero que a Vitoria el 12 de octubre de 1256, concediéndole el título de villa por su ubicación estratégica en la frontera. Además de su iglesia con torre-puerta y recinto defensivo, Contrasta tenía también fortaleza con torre del homenaje, muralla con seis torreones circulares con tres troneras cada una, disponía de foso y puente levadizo. En 1368 Carlos II el Malo, rey de Navarra, conquista Contrasta pero vuelve a manos castellanas en 1377. Durante el siglo XV Contrasta estuvo al cargo del Señor de Lazcano, de renombrado linaje guipuzcoano, al que temían los de Larraona por los daños que les causaba, según consta en la documentación archivística de la época.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista de Contrasta y su entorno. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Vista de Contrasta y su entorno. (Foto de Jesús Díaz).

Contrasta, la población más oriental del valle de Arana está protegida por la gran mole del monte Esquivela, que vemos al fondo en la imagen, y por el monte de Morube, en la muga con Larraona. En la foto observamos la iglesia parroquial con su torre sólida y enhiesta como elemento más característico y diferenciador del perfil de la población. Contrasta se ubica en una pequeña colina transversal que une dos cadeñas montañosas longitudinales, la sierra de Entzia, y el monte Esquivela en particular, situados al norte, y la cadena montañosa de Lóquiz, situada al sur. Desde el punto de vista militar está bien situada, en una posición elevada, tanto para la observación y vigilancia, para la defensa frente ataques desde Navarra, y para acciones bélicas ofensivas dirigidas a Améscoa, y en primer lugar, a Larraona. Geográficamente el valle de Arana, el valle de Améscoa Alta y parte de Améscoa Baja ( territorios de Ecala y San Martín) forman una unidad y un espacio más o menos uniforme.
 

















Larraona. Monte "El Castillo".Vista general de Contrasta. (Foto de Jesús Díaz).

. 9) VISTA ESTRATÉGICA DE LARRAONA.


Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Larraona. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Larraona. (Foto de Jesús Díaz).
. La vista de la población de Larraona desde el monte "El Castillo", como podemos apreciar en la imagen superior, es directa y frontal a diferencia de la vista de Contrasta y de las demás poblaciones amescoanas cuya visión es más o menos oblicua o diagonal. Vemos de forma significativa, y en primer término, la iglesia de San Cristóbal sobre una pequeña loma situada al sur de la población cuyo caserío se desparrama en sus proximidades. La carretera comarcal divide el núcleo urbano longitudinalmente en dos mitades, la norte más elevada, la sur más baja. La transmisión de información desde el castillo de Artajo a Larraona, y en concreto a su iglesia-fortaleza, o viceversa desde la población a "El Castillo", es directa e inmejorable.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Larraona.(Foto de Jesús Díaz).

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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Larraona. (Foto de Jesús Díaz).


. 10) VISTA ESTRATEGICA DE ARANARACHE.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Aranarache. (Foto de Jesús Díaz).


La vista de la población de Aranarache, situada entre Larraona al oeste y Eulate al este ( las tres localidades componen el valle de Améscoa Alta), es ligeramente en escorzo pero prácticamente total. Se ve con notable precisión, y eso era lo importante desde el punto de vista militar, la iglesia parroquial de la Asunción, con su potente torre, que en tiempos de guerra posiblemente fuera adaptada como fortaleza.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Aranarache. (Foto de Jesús Díaz).

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Obsérvese en esta imagen la imponenete mole de la iglesia parroquial con su recia nave y sus contrafuertes, y la torre de sólida sillería a ella adosada por el suroeste. El caserío se dispone de forma un tanto desordenada, como es característico en las pequeñas poblaciones, en torno a la iglesia, bajo su sombra protectora.
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11) VISTA ESTRATEGICA DE EULATE.

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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Eulate. (Foto de Jesús Díaz).


La vista de Eulate desde la cima de "El Castillo", como apreciamos en la imagen, es total. Vemos los restos del palacio-castillo de los Alvarez de Eulate, cuya fachada oeste se conserva en el Museo de Navarra, el torreón Hipólito, la iglesia parroquial de San Martín de Tours, antes ubicada en las proximidades del palacio de Eulate, la ermita de San Juan Bautista, y el conjunto del caserío.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Eulate. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de Eulate. (Foto de Jesús Díaz).

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12) VISTA ESTRATÉGICA DE SAN MARTIN, ARTAZA Y URRA.

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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de San Martín, Artaza y Urra. (Foto de Jesús Díaz).


La población que vemos en primer término es San Martín en medio de los verdes campos sembrados de cereal recién nacido. No se aprecia el núcleo urbano de la localidad de Ecala, oculto a la derecha de la imagen, pero sí se ve la casa del puerto, junto a la carretera comarcal, y la ermita de Santo Tomás Apóstol. Al fondo vemos la población de Artaza, nacida en el siglo XIII ya que no es nombrada en el Fuero de Inzura (1201) de Sancho VII el Fuerte. En último término apreciamos el caserío de Urra con sus edificios señeros, el Palacio cabo de armas del linaje de los Urra y la iglesia de la Asunción.


Larraona. Monte "El Castillo. Vista general de San Martín, Artaza y Urra. (Foto de Jesús Díaz).

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Larraona. Monte "El Castillo". Vista general de San Martín, Artaza y Urra.

. En esta imagen, aproximada gracias al zoom de la cámara fotográfica, vemos las poblaciones antes citadas, la casa del puerto y la ermita de Santo Tomás Apóstol de Ecala y las localidades de San Martín, Artaza y Urra. No se ven desde "El Castillo", las poblaciones de Ecala, Zudaire, Baquedano, Gollano y Baríndano. Sin embargo desde San Martín, Artaza o Urra podía retransmitirse al resto de Améscoa Baja las informaciones enviadas desde el castilo de Artajo.


13) ENTORNO DEL CASTILLO.
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Larraona. Monte "El Castillo". Roquedales del entorno. (Foto de Jesús Díaz).

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En la cara sureste de la cima del castillo, ya en la ladera de descenso, apreciamos barreras pétreas naturales que quizás sirvieron antaño como defensa previa a la propia fortaleza de "El Castillo".

Larraona. Monte "El Castillo". Roquedales del entorno. (Foto de Jesús Díaz).

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Larraona. Monte "El Castillo". Pendiente hacia el río Uiarra. (Foto de Jesús Díaz).

. Desde la cumbre del monte "El Castillo" se observa la ladera de fuerte pendiente que desciende hasta el río Uiarra. Numerosas hayas, cuyos troncos rectilíneos se yerguen ansiosos por acariciar el cielo, pueblan esta vertiente norte del monte. La foto tomada en pleno invierno permite vislumbrar apenas, entre la red de ramas y troncos carentes de hoja, el perfil de los montes del fondo y apreciar el cielo plomizo. La hoja caduca de las hayas caída en la estación otoñal forma una alfombra que cubre la falda del monte. Antiguamente se recogía y se utilizaba como cama para los animales. En primavera las hayas lucen su esplendoroso manto verde que en verano prodiga frescura aliviando el intenso calor de la canícula estival.
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Larraona. Monte "El Castillo". Vista del entorno. Corrales de Artasubiela.

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Ascendiendo al monte "El Castillo" desde el puente del antiguo molino harinero nos encontramos con los corrales, hoy medio derruidos, de Artasubiela, paraje donde se asientan. Los tejados se han hundido y solo permanecen parcialmente los muros de piedra. Es una pena que vayamos perdiendo, por abandono y falta de uso, todo ese conjunto de corrales, thabolas, fuentes, etc. que antaño fueron esenciales en la vida agropecuaria y forestal amescoana y que hoy en día son simples ascuas a punto de apagarse de la hoguera vital y existencial que en otros tiempos bullía en los montes de la zona.

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